Lunes 13 de Octubre de 2025 | Aguascalientes.

La política sin moral: retrato de una sociedad cómplice

Sísifo | 09/10/2025 | 13:05

Buen día, estimados lectores. Buen y frío día tengan, que ya se empieza a sentir el otoño y la cola de “Priscila”, el huracán que nos dejó algo de lluvia y un clima más tequilero que cafetero.

Arranquemos con una nota de color rosa —o mejor dicho, “lavanda institucional”—, con el anuncio que hizo la gobernadora sin visa, Maru Campos, de que está en proceso de disolución de su vínculo matrimonial. En lenguaje llano: se divorció. Y aunque solemos evitar meternos en la vida privada de los funcionarios públicos, en este caso vale la pena preguntarnos qué tanto reflejan su moral, sus principios y su congruencia personal quienes manejan dinero público y deciden sobre la vida de cientos de miles de ciudadanos.

Dicen que todos tenemos vicios privados y virtudes públicas, pero en la clase política mexicana el equilibrio parece haberse roto hace tiempo. Ahí está mi querido “Chango León”, ya instalado en el cinismo total, embarrando a la “compañera presidenta” en sus excesos y justificando viajes en aviones privados con el cuento de que “el tío Richie” le pagó los vuelos. O el gobernador que habla con los perritos, también documentado viajando en jets de lujo.

Y uno se pregunta, ¿qué tienen que ver los divorcios, los legisladores impúdicos y los gobernantes con delirios de grandeza con nuestro Lunar Azul? Pues mucho. Porque mientras se destapan suspirantes para el 2027, vale la pena escudriñar no solo sus declaraciones patrimoniales, sino también sus vidas privadas.

No por morbo, sino por coherencia moral. ¿Qué calidad ética puede tener quien acumula propiedades de origen misterioso, o quien no puede sostener ni su propia familia, pero pretende conducir los destinos de un estado o del país?
El discurso de la transparencia ya no puede limitarse a los bienes materiales; urge avanzar hacia una transparencia humana, donde la congruencia personal sea un requisito para ocupar un cargo público.

Porque, admitámoslo, como sociedad también hemos fallado. Sabemos que tal o cual político es déspota, alcohólico o corrupto; sabemos de funcionarios que abandonan a sus padres, que no reconocen a sus hijos o que viven entre excesos y prepotencia… y aun así votamos por ellos.

Y no se trata de exigir santos de misa dominical ni vírgenes de altar público, pero sí personas íntegras, con valores sólidos y capacidad moral para representar a otros.

En días recientes, el diputado federal y actual morenista Hugo Eric Flores Cervantes lanzó una advertencia que pocos quisieron escuchar: “El 70% de los municipios del país está bajo influencia o control de grupos delincuenciales”. Dijo más: “México ya vive en una narcosociedad”.

Y los datos lo respaldan. Desde tiempos en que era titular de la Agencia de Investigación Criminal de la Fiscalía General de la República, Tomás Zerón de Lucio ya había advertido el alarmante nivel de corrupción de las policías municipales.

En otras palabras, el crimen ya no toca la puerta del poder: vive adentro.
Por eso resulta grotesco que en el reciente mitin de la presidenta en el Zócalo, dos de los personajes señalados públicamente por corrupción y abuso de poder hayan sido de los más ovacionados. Y luego nos quejamos de que el Estado de derecho se debilita, que el huachicol fiscal y político se riega por todo el país, o que los nuevos millonarios de cada sexenio salen siempre del mismo molde: exfuncionarios con gasolineras, fraccionamientos y concesiones.

En Aguascalientes, por cierto, el rumor —que no rumor— corre fuerte: ¿qué funcionario se ha convertido en el nuevo rey de los fraccionamientos y del combustible? Las escrituras y los permisos hablan, pero pocos quieren oír.

Así que quizá ha llegado el momento de exigir que quien aspire a gobernarnos exhiba no solo sus bienes, sino su vida congruente. Que sepamos si trata con respeto a su pareja, a sus hijos, a sus padres. Que demuestre con hechos que sabe lo que significa servir, no servirse.

Porque una sociedad sin principios ni valores está condenada al fracaso, sobre todo si quienes la gobiernan carecen de ambos.

Hasta aquí subió la roca.

 

PD: En los registros de la Secretaría de Energía (SENER), ¿cuántas nuevas concesiones de gasolineras habrá en el corredor de Aguascalientes y el Bajío, y cuántas estarán a nombre de empresas creadas o vinculadas a exservidores o servidores públicos, socios o familiares en los ultimos años ? Es pregunta. Coincidencias, dirán. Pero ya sabemos que, en política, las coincidencias se facturan.