Camino sin prisa por una calle céntrica de Aguascalientes, acabo de recoger la renovación de mi credencial de elector, coincido con una mujer joven que habla en voz alta, ordena por su teléfono celular que se mantenga la calma, el plan continúa, hay que tener paciencia, él va a comenzar campaña en marzo, hasta entonces lo que se necesita es mantenerse presente, ya vendrán los tiempos para manifestarse, sumar gente, por lo pronto, asegura la muchacha, sólo hay que estar presente en redes.
Ella gira en una de las calles que llevan a los palacios de gobierno municipal y estatal, me quedo con su declaración, con el discurso que he escuchado en otras ocasiones sobre el apoyo anticipado a uno de los aspirantes, ¿quién?, no es difícil elegir alguna de las figuras que se promociona para la presidencia municipal a través de pintas en las bardas o quienes aspiran a la gubernatura y ya colocan sus nombres e imagen en espectaculares, con evidente anticipación a los tiempos partidistas. Los mismos de siempre que a través de los chats difunden encuestas que los colocan con altísimos porcentajes de ventaja.
La joven aseguró por el celular que una vez iniciada la campaña todo sucedería de la mejor manera, que ella se mantendría en la estructura de gobierno y que desde su cargo la podría incorporar a un nuevo trabajo, no te preocupes amiga, todo va a salir bien, si él gana.
¿A quién se refería la mujer que con paso y voz seguras anticipa el futuro? La respuesta está en las calles, medianamente oculta en las pintas de las asociaciones de Antonio Martín del Campo, las portadas de revista que publicitan a Quique Galo, las tímidas pintas a favor de Paulo Martínez López; son tiempos de anticipación, en que a las estructuras se les demanda demostrar que están con el proyecto del candidato, ¿cuál? No importa, basta con adherirse a quien cree que va a ser el elegido, hasta ahora sólo hombres, en estas campañas anticipadas no se toma en cuenta que las candidaturas puedan ser asignadas a una mujer; lo que realmente importa es que muestren músculo a través de las redes, que ahora que pase el tiempo del tercer informe de gobierno y los burócratas pongan como imagen de perfil la imagen de Teresa Jiménez, coloquen en su lugar la del candidato a la que ligan su futuro.
No hay diferencia alguna con campañas anteriores, quienes se promueven aseguran que esta es su oportunidad, la buena, que ya les toca y son la mejor opción para gobernar, los anticipados desde Acción Nacional son los mismos de hace tres, seis, nueve años; los mismos que en cada sexenio se convencen de que esta vez sí les toca. Lo curioso es que siempre se tocan entre ellos: los que se reparten los cargos, los presupuestos, los aplausos y las fotos. Cambian las caras del espectacular, pero no el guion.
La anticipación se volvió método de supervivencia. No se trata de planear, sino de alinearse. No de pensar en un proyecto, sino de apostar al caballo ganador. En los pasillos del poder local se habla con naturalidad de “mantener presencia”, de “no desentonar”, de “subirse al barco”. En ese lenguaje, la política se reduce a una coreografía de sumisiones: todos saben cuándo aplaudir, cuándo guardar silencio y cuándo publicar la foto del día.
En el fondo, la anticipación es una forma de miedo. Miedo a quedarse fuera del reparto, miedo a no ser visto, miedo a perder la nómina o el favor del jefe. Nadie quiere estar del lado equivocado de la historia, aunque esa historia sea un loop que repite los mismos nombres, los mismos discursos, los mismos simulacros de renovación.
Mientras tanto, la ciudad sigue su curso. En las calles, entre los espectaculares y las bardas recién pintadas, se percibe esa ansiedad de quienes aún no comienzan a competir, pero ya actúan como si hubieran ganado. En los cafés y oficinas se murmura sobre listas, pactos, encuestas pagadas y promesas de continuidad. Todo parece decidido antes de tiempo, como si el voto fuera un trámite y no una decisión.
Tal vez por eso la joven del teléfono hablaba con tanta seguridad: porque ya aprendió que en Aguascalientes la política no se improvisa, se hereda. Que lo importante no es convencer, sino resistir el calendario. Que la verdadera campaña no es la que se libra en las calles, sino la que se gana en los chats.
Así, entre el murmullo de las lealtades anticipadas, el juego sigue. Nadie se pregunta por los proyectos ni por las causas, porque aquí, como en los viejos tiempos, se asegura que el futuro ya tiene dueño, sin considerar que ambas candidaturas, presidencia municipal y gubernatura, están estrechamente ligadas a la ruta que determine seguir la gobernadora.
Por el momento, Teresa Jiménez está ocupada en su informe de gobierno, no da señales de contar con algún favorito, no está en sus planes señalar quiénes serán los elegidos y toda esta anticipación mostrará su ineficiencia llegado el momento de la decisión, que ha de ser la que más convenga a la gobernadora, sólo eso. Mientras tanto, los suspirantes podrán seguir pintando bardas y pagando entrevistas que sólo son atendidas en espectaculares.
Coda. A diferencia de algunos miembros de Acción Nacional, los suspirantes de Morena han disminuido las expresiones públicas de su deseo, no por falta de ganas sino porque están lidiando con el desprestigio de quienes encabezan corrientes distintas a la de la presidenta Claudia Sheinbaum, intentando demostrar que no son iguales a los de antes. En los hechos, lo que evidencian es la distancia que existe entre la franquicia y su militancia.
@aldan
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