El diablo cita la Biblia en su provecho… y acá la necesidad de alquimias soñadoras parece más un acto de desesperación que de magia
Buen miércoles, ombligo de semana. Pues ahí sigue Lore “la soñadora”, empeñada en que la volteen a ver, jugando al papel de distorsionadora o alquimista electoral. A su salida del PRI —tras traicionarlos y entregar lo poco de capital político que aún guardaba— al proyecto de la actual Gober, quizá no imaginó que en realidad estaba firmando su sentencia de muerte política.
Hoy regresa sobre sus pasos, queriendo brincar donde ya no hay escalones. Nadie le niega su capacidad: su encanto dialéctico —capaz de seducir a muchas, a muchos y a muches— es un talento raro en esta tierra árida en perfiles políticos de categoría. Porque si algo no han hecho los actuales líderes de las aguascachondas, es preparar nuevos cuadros, renovadores de la rancia fila de suspirantes que todavía se creen políticos. Lo más cercano a esa formación de liderazgos es la triste rutina de repartir “likes” en redes sociales a los tlatoanis en turno, esos mismos que llevan décadas incrustados en el poder, sin importar el color que presuman en el arcoíris electoral.
Y cuidado: pobre de ti si osas dar un “me gusta” a un político del bando contrario, aunque sea tu amigo de la primaria. Ese infantilismo dogmático lo comparten por igual los guindas y los panuchos, con dirigencias formales e informales que se disputan quién es más sectario. Y en medio de eso, regresa un perfil que ya no es confiable para nadie, salvo para los creyentes de su secta personal.
Tan es así que, entre sus coqueteos con los naranjas (donde la batean un día sí y otro también), sus guiños con los guindas (que la mandan a la cola de la fila) y sus intentos de doblarle la manita a los ultras panuchos, ha terminado por quedar en el aire. El enredo ha llegado a tal punto que desde la Ciudad de México ya pidieron a la Gober que le dé las gracias y la regrese de la cómoda embajada en las Lomas de Chapultepec, desde donde había logrado resucitar políticamente. Pero algo —o alguien— la empuja a insistir en ese juego de enredos. Lo único que está logrando es ganarse el repudio de la mayoría de la clase política y empresarial del pueblo bueno hidrocálido. Triste destino para un perfil que pudo ser brillante.
Por otro lado, ayer Palacio de Gobierno se transformó en un museo viviente. Y no, no trajeron momias de Guanajuato —ese hermano estado donde la vida no vale nada—, sino que se trató de una reunión de la Gober con tres de los cuatro exgobernadores aún vivos de nuestra tierra. A los tres se les respeta: como todo ser humano y todo gobierno, combinaron virtudes y defectos, pero cada uno dejó su huella en el Aguascalientes “gigante” que hoy presumimos. Bien por el gesto de la Gober al reconocerlos, en una sociedad donde cada vez menos respetamos a quienes nos antecedieron.
Desde este espacio, un abrazo fraterno para los tres. Aunque en redes sociales —ese confesionario moderno donde se exorcizan frustraciones y pendientes mentales— les tundieron con todo. Ya nomás falta que el “inédito” secretario de Gobierno salga a decir que “hay compló” y que el invidente diputade Don Nepo orquestó una campaña contra el gobierno y su improvisado museo viviente.
Por hoy lo dejamos aquí. Otras cosas quedan en el tintero, pero las guardamos, no sea que Batman nos lea y vuelva a poner sus ojos en esta tierra buena, donde —dicen— el operador del rey del cash ha sido visto con frecuencia inusitada. ¿Estará enterada la Doctora de esos viajes?
Nos vemos en San Pancho de las carnitas más tarde, que hay que llenar el “informe” de nuestra querida y admirada Gober. Dios reparta suerte.
Hasta aquí subió la roca.