Lunes 13 de Octubre de 2025 | Aguascalientes.

Entre muros y abrazos: voces y esperanzas de la infancia migrante

Dr. Mauricio López | 22/09/2025 | 12:29

Hablar de migración infantil en México no es solo hablar de estadísticas, leyes o programas: es hablar de rostros concretos, de miradas que han cruzado fronteras y de sueños que se sostienen a pesar del desarraigo. Cada niño migrante lleva en su mochila no solo ropa y papeles, sino también una historia que clama por ser escuchada.

Voces que iluminan la realidad

Los testimonios de niñas, niños y maestros nos recuerdan que la educación no es un trámite, sino un acto de dignidad.

Testimonio 1 – Niño hondureño, 11 años

“En la escuela me pidieron papeles que no tengo. Mi mamá lloró porque pensó que no iba a poder estudiar. Un maestro nos dijo que sí podía entrar, aunque no tuviera todo. Ese día sentí que tenía futuro.”

Testimonio 2 – Niña guatemalteca, 9 años

“En mi pueblo hablaba k’iche’, aquí no entendía todo lo que decían. Al principio me daba pena, pero una maestra me ayudó con dibujos y canciones. Ahora ya puedo leer en español y quiero ser doctora.”

Testimonio 3 – Maestro en Chiapas

“Recibimos muchos niños migrantes cada año. El reto no es enseñarles matemáticas, sino darles seguridad y cariño. Vienen con miedo, algunos con trauma. Si la escuela no los abraza, la sociedad los perderá.”

Más que aulas, espacios de acogida

La escuela puede convertirse en el primer lugar donde los niños migrantes sienten que pertenecen. No se trata solo de impartir contenidos, sino de brindar seguridad, reconocer sus lenguas, respetar sus culturas y ofrecer acompañamiento emocional. Un aula abierta es también un refugio simbólico: un espacio donde se recupera la infancia arrebatada por la migración.

La esperanza como motor

Cada historia de inclusión es un recordatorio de lo que sí se puede lograr:

            •          Un niño que logra inscribirse sin papeles gracias a un director sensible.

            •          Una niña que aprende un nuevo idioma sin renunciar al suyo.

            •          Un maestro que hace de la empatía una pedagogía cotidiana.

Estas pequeñas victorias nos enseñan que educar a la niñez migrante no es un desafío imposible, sino una oportunidad para humanizar nuestro sistema educativo y fortalecer el tejido social.

El abrazo que transforma

La migración infantil nos confronta con una pregunta ética: ¿qué tipo de país queremos ser? Uno que cierra sus aulas con argumentos burocráticos, o uno que abre sus brazos para dar oportunidad a quienes llegan.

En cada pupitre que se abre para un niño migrante late la posibilidad de un futuro distinto, no solo para él o ella, sino para México entero. Porque educar a quienes llegan es también educarnos como sociedad: más justa, más compasiva y consciente de que ningún muro puede detener el derecho de un niño a soñar.