Jueves 18 de Septiembre de 2025 | Aguascalientes.

Escuchar a los alumnos: del silencio impuesto a la voz que transforma

Dr. Mauricio López | 17/09/2025 | 17:17

Durante décadas, el sistema educativo ha colocado al alumno en el lugar del receptor: alguien que escucha, memoriza y repite lo que otros deciden que debe aprender. Sin embargo, la realidad nos ha mostrado que los estudiantes no son recipientes vacíos, sino sujetos con voz, necesidades, sueños y talentos propios.

El auge de modelos pedagógicos más participativos, como el constructivismo, ha dejado claro que cuando los alumnos se convierten en protagonistas de su propio aprendizaje, la motivación crece y los resultados se transforman. En particular, jóvenes con neurodivergencias como el autismo funcional encuentran en estas metodologías un espacio donde su forma de aprender es reconocida y respetada.

Pero aún queda mucho por hacer. En demasiadas aulas, los estudiantes siguen siendo invisibles: sus opiniones no cuentan, sus emociones no son atendidas, y su creatividad queda relegada a un segundo plano. La escuela, que debería ser un lugar para aprender a pensar, a convivir y a soñar, a menudo se reduce a un espacio de obediencia.

Hoy más que nunca, urge reconocer que los alumnos tienen derecho a ser escuchados y considerados en las decisiones educativas. ¿Cómo diseñar políticas públicas sin preguntarles a quienes viven diariamente la experiencia escolar? ¿Cómo hablar de innovación si no se toma en cuenta la voz de quienes representan el presente y el futuro?

La transformación educativa pasa por devolverles el protagonismo. No se trata solo de métodos de enseñanza, sino de construir una cultura escolar donde cada alumno sea tratado con dignidad y respeto, donde su palabra importe y su potencial florezca.

Porque cuando los alumnos participan, se sienten reconocidos y construyen su aprendizaje con autonomía, la escuela deja de ser un lugar de paso y se convierte en un espacio de vida. Y esa, quizá, sea la mayor lección que nos están dando: no quieren ser espectadores de su educación, quieren ser los autores de su propio destino.