“Déjame cantar, con la guitarra en mano, porque estoy orgulloso, un italiano verdadero”, dice la mundialmente conocida canción de Toto Cotugno y que ha sido utilizada en sinnúmero de manifestaciones artísticas, varias de ellas audiovisuales. Se evoca al maestro de la canción italiana en el contexto de la mayor tragedia diplomática que han vivido los Estados Unidos Mexicanos, al concretarse, por lo menos desde el lado mexicano, la designación de Genaro Fausto Lozano Valencia como embajador ante la República Italiana.
Para la seriedad de la encomienda y bajo la lógica —o seudo lógica— del movimiento político al que pertenece y sin perder el hilo del maestro Cotugno: ¿es Lozano un mexicano verdadero? ¿Cómo reaccionará Lozano ante los señalamientos que se puedan realizar al gobierno mexicano por su criticada omisión en el combate real al crimen organizado? No es lo mismo ser corifeo de los dogmas delirantes de un movimiento político que representar a 128 millones de mexicanos en el extranjero. Personalmente, Lozano no me representa ni me representará en sentido alguno.
La polémica decisión desató una ola de críticas desde diferentes escenarios, viniendo la críticas más prominentes y con conocimiento de causa por parte de los ex embajadores Agustín Gutiérrez Canet, Martha Bárcena y el propio Arturo Sarukhán, decanos y figuras imprescindibles de la diplomacia mexicana, quienes con autoridad argumentaron las razones por las cuales no debería haberse efectuado tal nombramiento. Una de las principales e indiscutibles, evidentemente, fue la violación flagrante a la Ley del Servicio Exterior Mexicano, misma que no cumplía el hoy embajador designado.
Otro de los apuntes importantes señalados por la oposición en la sesión de presentación del hoy embajador fue su polémico artículo dirigido a la presidente del consejo de ministros de Italia, la distinguida Giorgia Meloni, quien a su vez se posiciona como una de las líderes políticas más importantes del planeta y de Occidente y en las antípodas de las causas que ha representado Lozano en la esfera pública.
El nombramiento de Genaro Lozano, desde el plano objetivo, no satisface la tradición en lo absoluto de lo que ha representado el Servicio Exterior Mexicano desde su fundación en el año de 1822. El servicio de carrera más antiguo del país —y uno de los más laureados del planeta— sufrió una afrenta a una gran escala, ya que miembros del mismo que han dedicado la entrega total de sus vidas a servir al país desde otras latitudes, fueron relegados en detrimento de un perfil que no llena las exigencias un país que también vive escenarios inéditos.
Asimismo, otro dato relevante mas no comentado y muy sencillo, es, que el señor Lozano no demostró —¿tal vez lo haga después?— su conocimiento en lengua y cultura italiana, requisito exigible a cualquier diplomático que se vaya a desempeñar en cualquier país cuya lengua oficial no sea el español, y que para su caso se demanda por razones más que evidentes.
A México lo han representado en Italia hombres de la talla de Rafael Tovar y de Teresa, Augusto Gómez Villanueva, Antonio Gómez Robledo y Mario Moya Palencia, quienes durante sus misiones diplomáticas demostraron la calidad de sus capacidades profesionales.
Por otro lado, en la dialéctica farsesca del oficialismo de generar debates mediáticos sin fondo real, hoy se habla de una supuesta homofobia por parte de los críticos de este suceso, empero, las convicciones personales en la vida pública son tan estériles como decorativas, la preferencia personal de Lozano no entra en la ecuación ni en el debate, así de simple. La crítica versa, y con justa razón, en la demostración de la falta de currículo diplomático del ahora embajador, así como de sus convicciones políticas que lo llevarían a arriesgar la propia relación bilateral entre las naciones. No se le desea el fracaso pero los factores marcan una tragedia diplomática en ciernes. Por el bien de México ojalá no falle en su misión el señor Lozano.
Finalmente, expertos marcan que podría suscitarse el rechazo por parte de la República Italiana al nombramiento en comento pero habrá que esperar si se toma tal decisión y si en las valoraciones se encuentre la potencial afectación de la relación entre las dos naciones. La brújula diplomática del oficialismo permanece averiada y está por verse —o no— uno de los bochornos más grandes en esta rama. Tiempo al tiempo.
Bismarck Izquierdo Rodríguez
Secretario de Cultura del CEN del PRI
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