Lunes 13 de Octubre de 2025 | Aguascalientes.

La ciudad de tu vida, a oscuras y sin hoja de ruta

Sísifo | 18/08/2025 | 14:07

Desde el Lunar Azul

Pues nada, amables lectores, que un día sí y otro también las trombas repentinas que se han dejado caer sobre nuestra ciudad capital están dejando afectaciones graves y exhibiendo la poca capacidad de respuesta que tenemos frente a fenómenos súbitos. Afortunadamente —hasta ahora— no hemos tenido pérdidas humanas como el año pasado, cuando al menos tres personas fallecieron arrastradas por corrientes en arroyos y avenidas. Pero seamos claros: eso es más cuestión de fortuna que de prevención.

Sí, se reconoce que tras la caída de árboles, bardas, espectaculares y los inevitables arroyos desbordados, la autoridad hace lo que puede con lo que tiene. Pero el hecho es evidente: urge replantear las estrategias e inversiones para atender estos fenómenos. El Ayuntamiento se excusa en la basura que tiran los ciudadanos, pero lo cierto es que no se conoce ni un atlas de riesgos actualizado, ni un censo de árboles en riesgo, ni un padrón confiable de espectaculares con dictámenes de mantenimiento. Y mientras tanto, Protección Civil opera con pocos elementos de campo para toda la ciudad y un presupuesto austero. Diminuido, rebasado y olvidado.

El alcalde, tensionado por el escándalo del parque fotovoltaico —un proyecto de cientos de millones de pesos que hoy enfrenta cuestionamientos financieros y hasta posibles responsabilidades penales—, parece más preocupado por salvar su futuro político que por cumplir con lo que marca con claridad el artículo 115 constitucional: los servicios públicos básicos. Y los regidores, ese cuerpo edilicio que debería normar, coadyuvar o corregir, escondidos y comodinos, felices con sus más de 350 mil pesos mensuales entre dietas, apoyos y asesores, en espera del pase VIP para las festividades del día. Así se la llevan, de muertito. Triste situación: un Ayuntamiento rebasado por las circunstancias y sin rumbo.

Y de un evento desafortunado pasamos a otro que pinta igual: la llamada “Feria de la Uva”. Nadie entiende bien a bien de qué se trata ni qué busca. El secretario de Turismo, el siempre sonriente exindependiente Mauricio González, junto con el vapuleado director del Instituto de Cultura, seguramente actúan con buenas intenciones, pero ya lo dijo la Gober: “Alex siempre le pone corazón a todo lo que hace”. El problema es que hoy ese corazón parece bombear más bilis que pasión.

El sábado en J. Pani, la llamada “pamplonada” fue una muestra de decadencia: poca gente, jóvenes atolondrados corriendo de un lado a otro, animales golpeándose contra lo que encontraban y un puñado de gritos entre los escasos asistentes. Por la noche, un concierto de jazz de calidad, sí, pero con una logística esquizofrénica: “es gratis, pero no”. Área VIP de mesas, lonchibón de mil pesos con vino decalidad “tetrapack”, y gradas improvisadas e incómodas para quienes no tuvieron pase VIP.

El supuesto pabellón del vino, esa cabaña grandota y espectacular, resultó insuficiente e impráctica. Horas de fila para recibir un paquete con lonche y una botella de vino que más parecía de calidad “calimocho”. Y aquí la gran ausencia: las etiquetas locales de Aguascalientes de calidad, que aunque empiezan a ganar terreno, no brillaron en el evento. Según datos de la Asociación de Vitivinicultores, Aguascalientes produce menos del 3% del vino nacional, muy lejos de Baja California (70%) y Querétaro (9%). La pregunta obligada: ¿vale gastar millones en recuperar una tradición vitivinícola si no se exige calidad y competitividad a los productores locales? Por más cariño que le tengamos a la tierra, la comparación con etiquetas nacionales y extranjeras nos deja en claro que no hay mucho qué presumir todavía.

Mientras tanto, Tláloc no perdona, y los pendientes de la ciudad se acumulan. El ayuntamiento sigue cómodo en sus oficinas, mientras los ciudadanos padecemos los efectos de cada tormenta. Y si alguien ve al director de MIAA, recuérdele que su órgano desconcentrado es vital en este momento. Por más que le deba el puesto al “Ingeniero Fantástico”, su responsabilidad es con los ciudadanos, no con padrinos políticos. Porque hoy, como primer director de la nueva operadora del agua, está dejando un recuerdo gris.

Leo, o cortas cabezas pronto o el tobogán de la ignominia apenas comienza a inclinarse.

Hasta aquí subió la roca.