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espectáculos

Eddington: Realidad que supera la ficción

Agencia Reforma | 14/08/2025 | 10:08

Con sólo cuatro películas, Ari Aster se ha ganado una fama que provoca intercambios acalorados y mucha polémica. Su debut, El Legado del Diablo (2018), conquistó a la mayoría del público. Midsommar (2019) dividió opiniones, mientras que Beau Tiene Miedo (2023) irritó a sus críticos acérrimos.
 
 Ahora regresa con Eddington, en la que no muestra ningún temor por seguir tocando temas escabrosos y a purgar todo lo que le ronda por la cabeza.
 
 En Eddington, Nuevo México, en pleno estallido de la pandemia de COVID-19, el sheriff Joe Cross (Joaquin Phoenix, patético y excelente) lidia en casa con la salud mental de su esposa, Louise (Emma Stone), pero lo que más le colma la paciencia son las nuevas reglas que debe acatar, agravado por el hecho de que su archienemigo, Ted García (Pedro Pascal), está buscando la reelección como alcalde.
 
 Eddington, el western, es la definición misma de un microcosmos. Apenas han pasado cinco años desde los eventos que envuelven esta historia, pero Aster ya está listo para ponerlos bajo la lupa, desmenuzarlos y satirizarlos, con una mirada crítica hacia su país y todo tipo de extremismo e ideología, sin dejar ningún cabo suelto.
 
 Y cuando digo ninguno, es realmente ninguno. A la par de la pandemia, Estados Unidos atravesó una ola de confrontación racial muy delicada, mientras Trump no hacía más que profundizar la división existente.
 
 Aster pone todo sobre la mesa: desde el movimiento Black Lives Matter hasta la proliferación del grupo Antifa, los conspiracionistas, los cultos, el privilegio blanco, el uso de armas y, sobre todo, el papel de las redes sociales, donde la desinformación era -y sigue siendo- la orden del día.
 
Se trata, pues, de una película densa y que exige mucho del espectador, pero, increíblemente, Aster se sale con la suya. Durante poco más de dos horas, arma un rompecabezas tan hilarante como desolador que expone problemáticas más grandes, sí, pero que deja plasmado con mucha destreza un momento muy específico de la historia. Aquí no hay espacio para la sutileza, porque cuando la realidad ya supera la ficción, hay que irse a lo grande.