Lunes 18 de Agosto de 2025 | Aguascalientes.

El Duende Verde y la Barredora de Lujo: San Diego en Versace

Sísifo | 01/08/2025 | 11:20

Para la reflexión —y para la risa contenida— resulta que por ahí anda un político, exempresario, que uno querría describir como venido a menos, pero que más bien parece venido a muchísimo más. Hablamos del entrañable personaje que, aunque nadie ubica bien, presume ser un campeón moral de la 4T y vocero de los diputados morenistas. Claro, si por “vida franciscana” entendemos una mansión de 92 millones de pesos, viajes en business class y un harén que haría palidecer a cualquier petrolero saudí.

Porque sí, según él, uno debe vivir con lo suficiente, con “200 pesos en la bolsa” y los “mismos zapatos diario”. Pero esta teoría franciscana se la pasa, con elegancia y cinismo, por el mismísimo arco del triunfo. En esta ciudad donde siempre se postula y nunca gana, este autoproclamado adalid de la austeridad ha sido motivo de carcajadas entre mesas, barras y reuniones familiares. Aquí lo conocen más por los memes que por sus logros.

Y es que el Duende Verde —como le dicen por cariño, sarcasmo y algo de lástima— vive su mejor vida. No en el rancho, sino en su propia versión de Montecarlo, a costa de un pasado empresarial poco claro y una presente posición política que parece más agencia de relaciones públicas que cargo público. Lo interesante es que no importa cuántos zapatos repita: su casa vale casi 5 millones de dólares, lo cual hace inevitable preguntarse… si eso es lo que muestra, ¿qué será lo que oculta?

Por más que a uno le haya ido bien en la vida, cuesta creer que semejante fortuna se haya amasado sólo con esfuerzo y buenos deseos. Aquí en el rancho —muy provincia y todo— no nos chupamos el dedo. Sabemos contar. Y si comparamos su situación actual con la que tenía en 2013, durante el sexenio de Carlos Lozano, queda clarísimo que hubo un milagro financiero… o un contrato milagroso. ¿Será que el negocio del “blindaje” era más rentable que el petróleo?

Y aquí entra La Barredora, esa estructura de poder comandada por el senador Adán, exsecretario de Gobernación y actual limpiador de lealtades en el ajedrez guinda. Dicen —y cantan, en voz baja— que fue Adán quien apadrinó al Duende y le entregó jugosos contratos de seguridad pública federal. Pero también cuentan que, al no recibir su “correspondiente”, el amor se rompió. Y que ahora no se pueden ni ver. Ni Adán ni cierto sector de Morena lo soportan… ni por franciscano, ni por fifí.

El caso es que mientras los militantes de base piden presupuesto para lonas, nuestro vocero deluxe pasea por Ibiza, presume coche europeo y no oculta su gusto por la buena vida. La nueva moda de la izquierda guinda: la “vida franciscana de élite”. Rezar en público y pecar en privado. Un discurso de pueblo con casa de revista y un sueldo que ni sumado cien veces da para ese nivel de opulencia. ¿Quién lo sostiene? ¿Quién lo tolera?

Peor aún, nuestro Duende se ve en el espejo y cree que le toca ser gobernador. De verdad. Como si el fracaso electoral reiterado fuera virtud. Como si nadie recordara sus tropiezos. Cree que con el micrófono de vocero y el impulso de la Barredora (aunque ya lo bajaron de ella), puede regresar a Aguascalientes como el mesías moderno del morenismo. Pero aquí, donde el viento despeina las promesas y el agua no lava reputaciones, la gente ya no le cree.

Y mientras tanto, el Duende Verde sigue siendo la comidilla. Un símbolo del doble discurso morenista: el que predica humildad pero vive como rey; el que dice ser del pueblo pero no pisa la banqueta desde 2018.

Hasta aquí subió la roca.