Aguascalientes, AGS; Aguascalientes mantiene una dinámica productiva activa, con crecimiento sostenido en sectores como la manufactura automotriz, el nearshoring y la industria de exportación. En los últimos años, el estado ha incrementado su captación de inversión y reducido sus niveles de desempleo. Sin embargo, los indicadores laborales muestran que una proporción significativa de la población ocupada no percibe ingresos suficientes para cubrir el costo de una vida digna.
Según un reciente informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), los salarios reales a nivel global se han estancado o reducido en varios países. En México, el poder adquisitivo promedio ha disminuido 7.2?% en los últimos 30 años, en contraste con países como España, donde el crecimiento ha sido de apenas 2.76?% en el mismo periodo. En Aguascalientes, las cifras locales muestran una situación que refleja esta tendencia de forma aguda.
Durante el primer semestre de 2025, Aguascalientes generó 4,555 nuevos empleos formales, con lo que se posicionó entre las entidades con menor tasa de desempleo del país: 2.1?%, según cifras oficiales. No obstante, diversos analistas han señalado que el empleo, por sí solo, no es un indicador suficiente si no va acompañado de condiciones salariales proporcionales al costo de vida.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) reporta que el 40.7?% de la población ocupada en la entidad se encuentra en situación de informalidad laboral. Además, la subocupación alcanza al 7?%. Esto significa que una parte considerable de las personas con empleo trabaja sin acceso a seguridad social o ingresos estables, o bien, lo hace por debajo de su capacidad y necesidad económica.
Por su parte, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) estima que más del 37?% de la población en Aguascalientes se encuentra en situación de pobreza laboral, es decir, sus ingresos no son suficientes para adquirir una canasta básica alimentaria, aun trabajando jornada completa.
La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) indica que el ingreso promedio mensual de la población ocupada en Aguascalientes ronda los $8,500 pesos. Este dato se contextualiza con el costo promedio de la vivienda en renta dentro del estado, que va de $4,000 a $7,000 pesos por mes, sin incluir otros gastos como transporte, alimentación o servicios médicos.
En paralelo, sectores industriales que aportan de forma significativa al Producto Interno Bruto estatal -como la manufactura, que representa cerca del 40?%- mantienen niveles salariales por debajo de la media nacional. Diversos estudios han documentado una baja sindicalización en estos sectores, así como prácticas de contención salarial.
La administración estatal ha señalado que el modelo económico actual permite estabilidad y crecimiento, y ha promovido foros de atracción de inversión, capacitación técnica e integración de cadenas productivas. No obstante, hasta ahora no se ha implementado una política pública específica para vincular el crecimiento económico con una mejora sostenida del poder adquisitivo.
Desde el sector empresarial, representantes han destacado la competitividad del estado, su mano de obra joven y su ubicación estratégica como factores de atracción. Al mismo tiempo, se mantienen prácticas laborales orientadas a la reducción de costos, según lo documentado por centros de análisis laboral como el Observatorio de Salarios y el Centro de Investigación en Economía y Negocios (CIEN).
Respecto al sector sindical, en Aguascalientes se han registrado pocos procesos de renovación sindical desde la reforma laboral de 2019. En ramas estratégicas como la automotriz o la electrónica, la representación de los trabajadores continúa siendo limitada, y persisten contratos colectivos firmados sin consulta directa con las plantillas laborales.
La configuración actual del modelo económico de Aguascalientes tiene antecedentes en la política de apertura comercial y atracción de inversiones extranjeras que se intensificó a partir de la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en los años noventa. Desde entonces, se ha consolidado un esquema de producción orientado a la exportación, con base en bajos costos laborales y flexibilidad contractual.
Aunque este modelo ha generado empleo y estabilidad macroeconómica, los datos de ingresos, informalidad y pobreza laboral sugieren que su impacto en el bienestar cotidiano de los trabajadores es limitado.
Diversos especialistas han planteado posibles medidas para revertir la tendencia de estancamiento salarial. Entre ellas, el establecimiento de mecanismos de indexación salarial ligados a la inflación y productividad; el fortalecimiento de sindicatos independientes; una reconversión productiva hacia sectores de mayor valor agregado; y el combate a la informalidad y subcontratación simulada.
En el corto plazo, la discusión pública se concentra en cómo traducir los indicadores de crecimiento económico en mejoras tangibles para la población trabajadora del estado.