Lunes 18 de Agosto de 2025 | Aguascalientes.

El arte de asfixiar la cultura

Sísifo | 09/07/2025 | 11:25

Pues nada, amables lectores, que el tema de la cultura en las aguascachondas avanza… pero en conformar un TUCONPRD: Todos Unidos Contra el Perdere. Porque si algo ha logrado el actual desastre cultural en el estado, es unir a creadores, docentes, gestores y críticos en un frente común… pero en contra del Instituto Cultural de Aguascalientes. No es poca cosa.
Desde hace tiempo se incubó, en ese antes respetado brazo de gobierno, el germen del nepotismo, del sectarismo y de la grilla más rancia. En un principio se vio con buenos ojos que se apartara del ICA a ciertos personajes ya enquistados, polémicos y poco eficaces. Pero muy pronto la comunidad cultural empezó a ver que aquello no era limpieza sino reparto de cuotas, que no había proyecto sino cooptación descarada, y que el ICA se estaba convirtiendo en botín político. Hoy, lo que antes fue un espacio de encuentro artístico, es un comité partidista.
Y es que no hay que olvidar que el Instituto Cultural de Aguascalientes (ICA) fue fundado a partir de la transformación de la Casa de la Cultura, formalizada por decreto en 1994 bajo el gobierno de Rodolfo Landeros Gallegos. Pero su verdadero cimiento es más profundo: lo puso Víctor Sandoval, promotor cultural fundamental que impulsó la creación de la primera Casa de la Cultura en el estado, dando origen a un modelo institucional que posicionó a Aguascalientes como referente nacional en enseñanza artística y difusión cultural. Ese baluarte, construido con años de esfuerzo, hoy parece más bien una caja chica para pagar favores políticos con credenciales del PRD. Triste y vulgar decadencia.
Y pues nada, que al parecer dentro de los perfiles panuchos eso de la cultura y la educación no se les da mucho, así que dejaron crecer a los enanos —con perdón de los enanos—, y ahora el perdere maneja a su antojo el presupuesto, los cargos, las decisiones, los espacios, los públicos, y el rumbo entero de una institución que debería ser orgullo de nuestra tierra. En especial, bajo el dominio del clan de los hermanos Sánchez Nájera, cuya soberbia e impunidad ha sido posible sólo por una pregunta sin respuesta: ¿qué les debe la gober para permitirles tanto poder y desdén?
Mientras tanto, en el Congreso, el cada día más altivo diputado Emmanuel —el amoroso, según la crónica oficial— dirige de facto a los borregos azules con el chantaje de que puede voltear el “congresito” (Aldán dixit) si se le hincha. ¿Quién manda aquí? ¿La cultura o los caprichos de un partido que ya ni registro tiene?
Pero lo verdaderamente triste, lo que debería provocarnos rabia, es que la cultura no importa. Ni en el discurso ni en los hechos. Y no es retórica: basta ver los rankings de habitabilidad urbana que publica, por ejemplo, The Economist, donde la cultura —el acceso a ella, su infraestructura, su diversidad— es un criterio fundamental. ¿Dónde queda Aguascalientes hoy con un ICA convertido en satélite partidista? Pues exactamente ahí: en la irrelevancia.
Y es que hoy en día, para ocupar un cargo en el ICA, el primer requisito no es saber de arte, ni de gestión, ni de docencia. Es ser parte del PRD y rendir pleitesía al clan. El perfil profesional ha sido reemplazado por la consigna ideológica. La meritocracia por el compadrazgo. El respeto institucional por la soberbia militante.
A ver hasta cuándo la gobernadora sigue permitiendo estas tropelías. A ver hasta cuándo aguanta una institución que antes fue estandarte de excelencia cultural. Porque nadie regatea al director actual su formación ni su lucidez. Pero muchos, cada vez más, consideran que ya no dio el estirón, y que le quedó grande el encargo. Que su principal legado será haber sido el primer director en lograr una hazaña monumental: unir a toda la comunidad cultural del estado… en su contra.
Hoy, el ICA es la vergüenza de este legado.
Y mientras tanto, la cultura en Aguascalientes, silenciada, censurada, desplazada, sigue cuesta arriba.
Hasta aquí subió la roca.