Domingo 6 de Julio de 2025 | Aguascalientes.

¿Están las escuelas enseñando lo que el mundo laboral necesita?

Francisco Santiago | 05/07/2025 | 11:32

Es común escuchar a conferencistas, leer artículos o simplemente prestar atención al debate público para encontrarse con una afirmación inquietante: las escuelas están preparando a los jóvenes para empleos que muy pronto dejarán de existir. Lo que se enseña en muchas aulas podría estar más cerca de la obsolescencia que de la innovación, lo cual ha profundizado la brecha entre el sistema educativo y las verdaderas necesidades del sector productivo.
Esta preocupación no es nueva, organismos internacionales como la OCDE, el Banco Mundial, la OIT y el Foro Económico Mundial han señalado, con datos y diversos estudios, que los sistemas educativos no están equipando a los jóvenes con las competencias que exige el mundo laboral actual y futuro.
La OCDE ha sido insistente en este tema. En su informe Skills Outlook 2023, advierte que muchos sistemas educativos aún priorizan el aprendizaje de contenidos académicos tradicionales, mientras que el mundo del trabajo exige habilidades transversales como la colaboración, la comunicación efectiva y el pensamiento crítico. Esta desconexión se hace más evidente en el contexto actual, donde la capacidad de adaptación y el manejo de herramientas digitales son esenciales para casi cualquier empleo.
En otro de sus documentos clave, The Future of Education and Skills: Education 2030, la OCDE subraya la necesidad de transformar la educación para preparar a los jóvenes no sólo para tener un trabajo, sino para desenvolverse en sociedades que cambian aceleradamente. No obstante, señala que muchos planes de estudio siguen anclados en modelos pedagógicos del siglo pasado.
Incluso en las evaluaciones internacionales como PISA, donde se mide el rendimiento académico de los estudiantes, la OCDE ha advertido que los buenos puntajes no necesariamente se traducen en habilidades útiles para el mundo laboral. El aprendizaje memorístico o descontextualizado ha dejado de ser suficiente en una economía basada en el conocimiento y la innovación.
Otros actores internacionales como el Foro Económico Mundial, en su reporte The Future of Jobs, proyecta que para el año 2025, la mitad de los trabajadores necesitará volver a capacitarse. Sin embargo, los sistemas educativos no están formando adecuadamente a los jóvenes para enfrentar la digitalización, la automatización y los nuevos modelos laborales.
Así mismo el Banco Mundial, en su informe The Changing Nature of Work, hace un llamado a transformar la educación desde la raíz, fomentando no solo habilidades técnicas, sino también competencias cognitivas complejas y socioemocionales, fundamentales para el empleo moderno.
Por su parte la OIT, en su estudio Global Employment Trends for Youth 2022, plantea que existe una desconexión estructuralmente lo que enseñan las instituciones educativas y lo que demandan los empleadores, lo que deriva en altos niveles de desempleo y subempleo juvenil.
Ante estos estudios y reflexiones a nivel mundial no podemos ignorar que existe un desajuste entre la oferta educativa y las necesidades reales del mercado laboral y que es necesario desarrollar habilidades técnicas sin soslayar los conocimientos teóricos. Igualmente relevante es el desarrollo de habilidades blandas y digitales, muy relevantes en cualquier campo, aún está ausente o es marginal en muchos planes de estudio.
Es imprescindible  una vinculación efectiva entre el sector educativo y el sector productivo, con el objeto de actualizar los planes y programas de estudios.
En el mundo académico no es fácil modificar las estructuras por áreas de conocimiento, las distintas disciplinas de conocimiento tienen sus cajones bien definidos. La innovación depende de encontrar áreas de convergencia entre las distintas materias de especialización regidas en muchas ocasiones por gurús en materias especificas o especialidades. El reto es romper las cadenas disciplinarias y trascender a proyectos multidisciplinarios 
El primer desafío consiste en fomentar la interdisciplinariedad y crear nuevos nichos para la investigación y la tecnología. Un ejemplo destacado es el Laboratorio Nacional de Los Álamos, que fue originalmente fundado con fines militares para el diseño de armas nucleares y posteriormente evolucionó hacia la investigación de sistemas complejos. De este desarrollo surgió una comunidad de científicos interesados en abordar problemas más abiertos y adaptativos, lo que llevó a la creación del Instituto Santa Fe por varios galardonados con el Premio Nobel de Física. Esta institución tiene como objetivo promover la investigación de sistemas complejos, evitando la departamentalización típica de otras entidades educativas y constituyendo así un claro ejemplo de la evolución de la interdisciplinariedad.
En Europa existen también instituciones dedicadas a estudios de sistemas complejos como el Complexity Science Hub Vienna (CSH Vienna)y  el Complexity Science Hub Vienna (CSH Vienna).
Vivimos en una sociedad con una evolución tecnológica sin precedentes en la historia humana por eso es imprescindible pensar al sistema educativo desde un punto de vista interdisciplinario y es necesario plantear lo que enseñamos y cómo lo enseñamos es urgente. Ya no se trata solo de actualizar contenidos, sino de reconfigurar la lógica misma del sistema educativo: conectar la educación con la vida real, fomentar el aprendizaje activo, y preparar a los jóvenes para un mundo que demanda pensamiento crítico, capacidad de adaptación y colaboración constante.
Es necesario repensar el sistema educativo y de no hacerlo estaremos formando profesionales para un mundo que ya no existe y seguiremos en una educación de nichos.