Las postales del poder hidrocálidas

Dicen que, en política, la forma es fondo. Y en las aguascachondas, parece que la forma hizo maletas y se fue de viaje. Aguascalientes ha sido, históricamente, un estado discreto, prudente y políticamente predecible. Por eso resulta inquietante que, en los últimos meses, se haya instalado en la agenda local una secuencia de episodios propios de una tragicomedia política, pero con consecuencias muy reales para las instituciones.

El más reciente: la gira de la gobernadora a España, acompañada de empresarios, colaboradores y amigos del régimen, justo mientras en casa se cocinaba uno de los procesos más controvertidos para la renovación del Poder Judicial local.

Lo grave no es el viaje —viajar no es delito, al menos todavía—, sino el patrón que empieza a dibujarse. Porque, tras una elección judicial que huele más a componenda que a legalidad, en un proceso marcado por la captura institucional de órganos autónomos y la designación de perfiles funcionales a intereses de grupo, la No. 1 decidió ausentarse a la Madre Patria.

Para ser justos, la mandataria ha logrado mantener la estabilidad en un entorno nacional cada vez más polarizado. No es menor que Aguascalientes figure entre los primeros lugares en seguridad, atracción de inversiones y generación de empleos. De acuerdo con la Secretaría de Economía, la entidad cerró el primer trimestre de 2024 con 168 millones de dólares en inversión extranjera directa, ubicándose entre los cinco estados más atractivos per cápita. Eso merece reconocimiento.

Sin embargo —como apuntamos al inicio—, en política la forma es fondo, y los símbolos importan. Justo después de una elección judicial polémica, donde operadores políticos de filiación cambiante y perfiles carentes de trayectoria obtuvieron posiciones clave, la imagen de una comitiva hidrocálida en España, entre cenas privadas, videos festivos y reuniones oficiosas, levantó más de una ceja.

Lo delicado no es la anécdota: es el contexto. Testimonios de actores locales refieren que, en esos días, coincidieron empresarios con intereses en obra pública, operadores políticos reacomodados y representantes de los grupos más activos en la política subterránea de la entidad. A ello se suma la evidencia de negociaciones con los guindas, en un escenario donde la elección judicial federal —en la que Morena una vez más ha fracasado en su intento por ganar la plaza— evidenció una cohabitación forzada entre la resistencia local y la aplanadora nacional.

La gobernadora enfrenta un dilema de alto calibre: preservar la gobernabilidad cediendo espacios o defender su autonomía en un entorno donde el equilibrio de fuerzas es precario. Y todo esto, mientras arrastra críticas por la ausencia deobras emblemáticas que definan su sexenio. Hasta ahora, más allá de rehabilitaciones viales y proyectos sociales menores, no existe una infraestructura que marque el legado de su administración.

A propósito, inquieta la propuesta de un préstamo millonario, cuya opacidad ha despertado suspicacias entre legisladores y sectores empresariales. La falta de información precisa lleva a preguntarse si no busca financiar, con recursos públicos y bajo discreción, la ansiada “obra sexenal” que dé lustre al gobierno.

No se trata de criticar por criticar. La mandataria ha demostrado capacidad para operar políticamente en un entorno hostil y construir alianzas estratégicas, incluso con sectores adversos. Pero debe comprender que, en tiempos de transparencia, participación ciudadana y exigencia social, los símbolos pesan. Y las imágenes de viajes multitudinarios con personajes cuestionables, en medio de decisiones institucionales delicadas, erosionan su capital político.

Ojalá, como ha demostrado en otras coyunturas, tome las riendas, ordene su entorno y entregue a Aguascalientes el gobierno eficaz y ejemplar que prometió. Porque lo único claro es que la ciudadanía ya no tolera componendas disfrazadas de políticas públicas, ni simulaciones que insulten la inteligencia colectiva.

La oportunidad sigue ahí. Que no se le escape.

Por último, esperemos que los funcionarios públicos que se dejaron ver en este periplo de pañuelos rojos puedan aclarar fehacientemente el motivo de su viaje y de dónde salieron los viáticos. No vayan a ser émulos del senador cuatroteísta fifí, que viaja en first class con cargo al erario.La rendición de cuentas no es opcional

Hasta aquí subió la roca