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¿LOS VIDEO JUEGOS, DAN SUPER PODERES?

Benjamín Cervantes Vega | 03/06/2025 | 11:13

Durante años, los videojuegos han cargado con un estigma. Se les ha asociado con el ocio improductivo, el aislamiento e incluso con narrativas negativas en algunos discursos públicos. Sin embargo, una conversación creciente, impulsada por entusiastas y expertos, está comenzando a pintar un cuadro muy diferente. ¿Y si les dijera que ese "pasatiempo" podría estar afinando nuestras mentes de maneras sorprendentes? Recientemente, figuras como el comunicador Alberto Peláez han destacado en plataformas como TikTok una idea que resuena con fuerza: jugar videojuegos, especialmente ciertos géneros, podría desarrollar capacidades cognitivas notablemente elevadas.

La afirmación, que Alberto Peláez puso sobre la mesa y que generó una animada discusión en redes sociales, es audaz: ser un "gamer" hoy podría ser sinónimo de poseer "súper capacidades cognitivas". Esta perspectiva desafía frontalmente los prejuicios. Lejos de ser una actividad pasiva, muchos videojuegos exigen un nivel de compromiso mental que, según testimonios y estudios emergentes, se traduce en habilidades valiosas fuera de la pantalla. Pensemos en los populares juegos de disparos (o "shooters"). Un jugador de estos títulos, como alguno comentó en la discusión generada a raíz de la publicación de Peláez, podría desarrollar una "excelente visión periférica y espacial", habilidades cruciales no solo para el juego, sino también para actividades cotidianas como conducir una motocicleta de forma segura en el tráfico de la ciudad.

Pero los beneficios no se limitan a los reflejos rápidos. Juegos de simulación, como los de carreras de autos, también parecen aportar lo suyo. Un aficionado a estos simuladores compartió que su experiencia virtual le ha ayudado a "estar más concentrado en la conducción, no hacer imprudencias y saber que en la calle no traes un auto de carreras". Aquí vemos un claro ejemplo de cómo las lecciones aprendidas en el mundo digital pueden fomentar una mayor conciencia y responsabilidad en el mundo real.

Incluso las habilidades para la resolución de problemas complejos parecen verse beneficiadas. Una usuaria relató, con asombro, cómo su hijo gamer le ofreció una perspectiva basada en sus experiencias de juego que le permitió resolver una relación personal tóxica y un problema profesional. Según el joven, era una habilidad desarrollada "jugando en sus videojuegos". Este tipo de pensamiento estratégico, la capacidad de analizar situaciones desde múltiples ángulos y tomar decisiones bajo presión, es precisamente lo que muchos juegos modernos demandan, especialmente aquellos donde los oponentes son otros seres humanos y no simples programas de computadora. Como bien señaló un comentarista: "¿sabes la habilidad mental que se requiere para coordinar y derrotar contrincantes?". Resulta fascinante encontrar testimonios como el de un cirujano que se identifica como "cirujano gamer", sugiriendo una posible sinergia entre las destrezas afinadas en el juego y la precisión requerida en un quirófano.

De hecho, recuerdo vívidamente cuando estaba en la carrera; tenía un compañero, Gabriel, quien estudiaba medicina. Él comentaba que sus propios profesores le recomendaban jugar videojuegos de acción, aquellos que requieren el uso simultáneo de ambas manos con los controles o joysticks. El objetivo era claro: afinar su destreza manual y coordinación, preparándolo para el manejo de equipos médicos avanzados como el sistema quirúrgico Da Vinci. Esta conexión directa entre el entrenamiento lúdico y las exigencias profesionales de alta precisión subraya aún más el potencial oculto de los videojuegos.

Es importante matizar: no se trata de que los videojuegos nos conviertan automáticamente en genios. Como aclaró un participante en el debate digital, no es que "hagan más inteligentes" en un sentido global, sino que "potencian ciertas habilidades". Estas pueden incluir una mejor atención, memoria de trabajo, flexibilidad cognitiva y, como hemos visto, una toma de decisiones más ágil.

Claro está, como en todo, el equilibrio es clave. No se trata de pasar horas incontables frente a la pantalla sin más, sino de reconocer el valor potencial de una actividad que, bien encauzada, puede ser una herramienta de desarrollo cognitivo. Algunos podrían argumentar, con cierta razón, que "solo por jugar no te hace más listo" y que "tienes que entrenar la mente en otros aspectos". Y es cierto. Los videojuegos pueden ser un complemento, una forma de gimnasia mental lúdica y efectiva, pero no el único camino.

La conversación sobre los videojuegos, impulsada por observaciones como las compartidas por Alberto Peláez y las experiencias de la propia comunidad, está evolucionando. Lejos de ser el villano que algunos pintaron, podrían ser aliados inesperados en el desarrollo de habilidades cruciales para el siglo XXI. Quizás sea hora de que, como sociedad, miremos más allá de los estereotipos y comencemos a explorar con mente abierta cómo estos mundos virtuales pueden ayudarnos a construir mentes más ágiles y preparadas aquí, en el mundo real. La próxima vez que vea a alguien absorto en un videojuego, recuerde: podría estar entrenando para ser un mejor pensador, un solucionador de problemas más eficaz o, simplemente, una persona con una mayor capacidad para enfrentar los desafíos cotidianos.