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Cómo era la habitación en la que murió el Papa Francisco

Clarin | 25/04/2025 | 10:47

Casa Santa Marta, una residencia para sacerdotes y visitantes en el interior de la Ciudad del Vaticano, fue el lugar que eligió Francisco como centro de su pontificado y un ejemplo gráfico de su prédica de austeridad.
 
A poco de ser elegido sucesor de Benedicto XVI, Jorge Bergoglio visitó las habitaciones del palacio pontificio y el departamento papal en el tercer piso -los tradicionales aposentos de los papas- y decidió que no iba a pasar sus días allí.
 
Cuando visitó Santa Marta, se dio cuenta que ese era el lugar donde iba a pasar sus días como Sumo Pontífice. "Cuando me preguntaron por qué no me había quedado a vivir allá yo dije: 'Por motivos psiquiátricos", explicó el pontífice argentino en una entrevista.
 
El Papa vivió los 12 años de su pontificado en el departamento 201 del segundo piso de esta residencia -cuyo nombre original es Domus Sanctae Marthae y donde también se quedan algunos de los cardenales durante el cónclave-, un departamento formado por dos habitaciones y un baño.
 
El dormitorio era una habitación sencilla con un estudio al lado, equipado con un sillón y un escritorio de madera, y cerca hay también una pequeña sala que Francisco utilizaba para recibir a varios de sus visitantes habituales, muchos de ellos llegados desde Argentina.
 
Una cama sencilla, una cruz de madera en la pared sobre el cabezal, una lámpara de pie, alguna silla y no mucho más podía encontrarse en ese dormitorio papal. Lejos de todo el lujo asociado a la sede principal de la Iglesia Católica.
 
Con el correr de los años, Santa Marta se fue convirtiendo en el centro de la actividad privada de Bergoglio, el lugar donde recibía invitados o amigos fuera de contextos más oficiales.
 
Y a veces, por motivos de salud, también a otras autoridades como ocurrió el domingo antes de su fallecimiento con la visita del vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance.
 
La Casa Santa Marta cuenta con 105 departamentos de dos habitaciones y 26 habitaciones individuales. Su administración y gestión las llevan adelante las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl.
 
Originalmente, el edificio fue un hospicio para religiosos y también para los pobres del barrio. Durante la Segunda Guerra Mundial albergó a los embajadores ante la Santa Sede de los países que habían roto relaciones diplomáticas con el gobierno de Benito Mussolini y ya no podían vivir en sus residencias en Italia. En 1996 fue restaurada por orden de Juan Pablo II.