Miércoles 5 de Febrero de 2025 | Aguascalientes.

¡Ódiame más!... El fútbol y nuestra cultura de trampas

Ricardo Heredia Duarte | 12/12/2024 | 13:39

Se juega una final más del fútbol del canal de las estrellas entre dos equipos muy distintos entre sí, al menos en la cantidad y tipo de afición: los Rayados, o la Pandilla del Monterrey, y el América, odiado por unos e idolatrado por otros aficionados al deporte de las patadas.
 
El América es el equipo en la historia del fútbol mexicano que tiene más campeonatos en la Liga MX, al contar con 15 de ellos. Ante los Rayados, no solo busca el décimo sexto, sino también el tricampeonato, algo que ningun equipo ha logrado en la era de los torneos cortos. De hecho, los “azulcremas” fueron el último tricampeón del fútbol mexicano, durante las temporadas 83-84, 84-85 y PRODE 85, bajo el formato de torneos largos.
 
Es, sin duda,tambien el equipo más polémico de todos los participantes de la cada vez más descafeinada y mal llamada “Liga MX”. En la mayoría de sus campeonatos y finales siempre ha existido la sospecha, y en algunos casos la evidencia, del favoritismo de las autoridades de esa liga, los árbitros y la televisora dueña del equipo hacia el conjunto de Coapa.
 
Más allá de esas polémicas situaciones con el “Ódiame más”, el punto que quiero resaltar es cómo nuestro fútbol profesional refleja quiza un poco, nuestro comportamiento cotidiano: en el trabajo, las escuelas, los trámites, las filas para acceder a algún evento o subirnos al transporte. La mayoría de las veces queremos saltarnos las reglas o los tiempos de espera. Dicen que el único ejemplo que arrastra son los hechos. En el caso del fútbol, lo que los niños y jóvenes más replican, a la hora de jugar futbol u otro deporte, es tratar de engañar al árbitro y quejarse de todo lo que no les favorece, en lugar de competir lealmente con respeto al rival y a la esencia del deporte mismo.
 
Hace tiempo, el expresidente Enrique Peña Nieto mencionó que la trampa o corrupción está insertada en nuestra cultura. Sus palabras textuales fueron: “La corrupción es un asunto cultural”. En ese momento, no le fue muy bien con la opinión pública, pero yo me pregunto: como sociedad, ¿no idolatramos muchas veces a varios tramposos? No importa cómo hayan conseguido fama, riqueza o, en este caso, títulos o campeonatos. Durante la transmisión televisiva de la semifinal pasada ante el Cruz Azul (otro tema cultural, “cruzazulear”, que en otro espacio trataré), participó como comentarista del canal de las estrellas el exfutbolista profesional y ahora político Cuauhtémoc Blanco. Un ex futbolista profesional y exgobernador señalado por actos de corrupción flagrantes y que se refugió en el fuero como diputado federal para evitar procesos legales por posibles irregularidades cometidas durante su sexenio como gobernador del estado de Morelos. Pero ¿qué se puede esperar de una empresa en la cual su presidente tuvo que renunciar por una investigación del Departamento de Justicia de Estados Unidos por supuestos sobornos a funcionarios de la FIFA?
 
Tenemos una liga profesional impresentable, o que quizá nos retrata como sociedad. No hay vergüenza ni ética en cómo lograr, en este caso, un título deportivo. No importa nada más que el “bisne”; no importa la calidad moral de los dueños de los equipos ni el origen lícito o no de los millones que se mueven en el fútbol mexicano.
 
Según datos recientes, el fútbol profesional mexicano genera ingresos por alrededor de 2 mil millones de dólares anuales, considerando derechos de transmisión, taquilla, patrocinios y merchandising. A nivel mundial, el mercado del fútbol genera más de 40 mil millones de dólares al año, siendo la FIFA una de las organizaciones deportivas más rentables.
 
Si bien la Liga MX y la FIFA se escudan en una independencia total para operar como un cartel mundial sin restricciones, las autoridades estadounidenses han demostrado que pueden y deben intervenir en estos actos inmorales, por llamarles de alguna forma. Ojalá nuestras autoridades competentes le echen una mirada no solo a las finales del fútbol mexicano, sino también a sus finanzas y acuerdos non sanctos que por ahí circulan.
 
Esperemos que en esta final gane el mejor equipo sobre la cancha y no aquel que los intereses extracancha favorezcan.
 
“El fútbol es un negocio”
Pep Guardiola