Con un cierre magistral ayer, el encuentro sonoro fue del nu metal al rock alternativo.
ROCK
Como PinkPantheress terminó decepcionando por su cancelación, Adéla tomó su lugar. La trainee que no logró terminar en la alineación final de Katseye fue la parte rosa en la vorágine oscura que estaba por caer en el Autódromo Hermanos Rodríguez.
Y le tocó día cañón, porque tenía que convencer a los novios de las morras que sí querían ver algo de pop, incluso que compraron para sólo verla a ella. No hubo banda en vivo, sólo ella para Superscar y SexOnTheBeat.
Apenas 30 minutos, un montón de nervio, pero más actitud para no decepcionar a sus seguidoras, muchas de ellas morras que llevaban alguna camiseta de Katseye, porque hubieran deseado tenerla en la alineación final. Dos peluches simis y un ramo de flores para debutar en festivales mundiales.
AFI ya fue cosa seria, aunque la neta había poca banda punk que llegó a verlos, la mayoría eran parte de la escena generacional que llegó con Decemberunderground. Davey por fin debutó su nueva apariencia, porque como Ethan Hawke, es un maestro de las caretas, así que en su paso pospunker la base y el bigote son parte de su nuevo yo.
El setlist no fue tan diferente al de su showcase de enero en House of Vans. Sólo metieron las rolas de Holy Visions y Behind the Clock para empezar el ciclo del nuevo disco Silver Bleeds The Black Sun…
Lo realmente valioso llegó en tres partes, al menos el tesoro para la raza old school que estuvo frente al escenario y cerca de la pasarela armando un slam, porque no llegó a moshpit como algunos confunden. Como sea, la neta se puso chido cuando sonó Dancing Through Sunday, The Boy Who Destroyed The World y The Days of the Phoenix.
Es lo más cerca que estuvimos del viejo AFI metido en el punk rock y hardcore. Pero también se agradeció estar en la parte emo de Silver and Cold y Miss Murder, que por más que se quejen los viejos que añoran las eras de The Art of Drowning y Black Sails in the Sunset, le permitieron a la banda llegar a festivales tan grandes como el Corona Capital.
Después de todo, vivimos en tiempos donde ya todos podemos convivir y estuvo cool cantar Miss Murder con la raza nu metalera y geek que arribó a ver a Deftones y Weezer, consecutivamente. También había emos, en especial un par de vatos que replicaron el megafleco de Davey Havok de tiempos del álbum Decemberunderground.
CUT COPY
Tampoco hubo lluvia de chela, no porque fuéramos ya aburridos, sino porque duele aventar 200 varos a la humanidad de algunos carnales que terminan bañados sin más. Terminó muy cañón el show y la gente se dispersó, algunos a pisotear, comer, llenar y vaciar el tanque o ver a James en la comodidad de las lonas frente al Doritos.
"Somo James, nunca tocamos el mismo setlist, lo cambiamos cada noche para que puedan escuchar canciones que jamás hemos tocado”, dijo Tim Booth antes de cantar Beautiful Beaches. Y como ya es costumbre, el viejo inglés se bajó a barricada para cantar a la gente.
Y si había un buen de fans de ellos, pero muchos eran de los Deftones, esperando pacientes el regreso de Chino Moreno y compañía después de nueve años de aquel Knotfest. Sin embargo, no le hicieron el feo a escuchar rolas tan clásicas como Say Something y Laid. Estuvo cool su set, solamente que… pues con Weezer era otra de las paradas obligatorias del festival.