Aun con la reasignación de mil 985 millones de pesos que se perfilaba hasta la noche de este miércoles, el presupuesto de cultura para 2026 quedaría por debajo de la inflación, con un recorte en términos reales del 4.57 por ciento.
De concretarse, éste se convertiría en el gasto más bajo para el sector desde el 2017, primer año en el que el Ramo 48, Cultura, apareció como rubro administrativo independiente en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF).
El pasado martes, en una sesión ríspida y llena de reclamos, la Cámara de Diputados levantó alarmas en la comunidad cultural, pues aprobó el presupuesto de manera general, con un recorte del 17 por ciento para el sector, tomando en cuenta la inflación.
No obstante, como ya había sido anunciado por la Presidenta Claudia Sheinbaum, una reserva presentada por la diputada morenista Alma Lidia de la Vega, presidenta de la Comisión de Cultura de la Cámara, buscaba reasignar al sector casi 2 mil millones de pesos provenientes del gasto programable del Poder Judicial.
La noche de este miércoles, con la discusión del PEF en lo particular y la inclusión de esta reserva, los recursos para cultura en 2026 ascendían a 15 mil 82 millones 889 mil pesos, es decir, 722 millones de pesos menos que el año en curso, considerando la inflación.
"Desde la creación de la Secretaría de Cultura, en el 2015, que tuvo su primer presupuesto en el 2017, el presupuesto para cultura ha venido en picada", califica Paulina Castaño, investigadora del Centro de Análisis e Investigación Fundar.
De acuerdo con su estudio de la tendencia presupuestal desde entonces, el Ramo 48 ha visto una disminución de más del 30 por ciento de sus recursos en los últimos tres sexenios.
Por otro lado, el especialista en gestión cultural Carlos Villaseñor ha medido la reducción del gasto cultural con respecto al total del PEF.
"El presupuesto para cultura, en el momento que más alto estuvo en relación con el gasto total, alcanzaba el 0.47 por ciento. Ahorita andamos sobre los niveles del 0.15 por ciento. En ese sentido, la participación de cultura en el total del presupuesto federal ha venido disminuyendo", lamenta también.
Desde la creación de la SC, hace una década, tanto artistas y agentes culturales independientes como trabajadores de las instituciones gubernamentales han alertado sobre la estrechez presupuestal que mantiene en una precariedad constante a los recintos culturales del País, particularmente aquellos fuera de la capital.
Como ejemplo de ello, Castaño señala que más del 90 por ciento del ramo está destinado para la Ciudad de México. También, que más del 90 por ciento está destinado a gasto corriente y el resto a gasto de inversión.
"No están contemplando proyectos a largo plazo. No están contemplando justo el mantener la infraestructura, en crearla en otras entidades, en dotar de infraestructura adecuada; no solamente que se vea bonita, sino que tenga agua, que tenga los insumos necesarios", critica.
Incluso el que fuera el megaproyecto de infraestructura cultural más costoso del sexenio pasado, Chapultepec, Naturaleza y Cultura, no tiene recursos claramente destinados para su mantenimiento, todavía con inauguraciones pendientes, como la de la Bodega Nacional de Arte.
Dos de las instituciones de influencia nacional que más padecen por la falta de recursos, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), se perfilaban también para un recorte más.
Incluso con la reasignación de recursos, tomando en cuenta la inflación, el INAH tendría una pérdida del 10.25 por ciento de sus recursos, mientras que el INBAL afrontaría una caída del 3.76 por ciento.
Sólo el Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE) se vería beneficiado con la reasignación, pues sus recursos aumentarían, en términos reales, un 18.8 por ciento con respecto al 2025.
Aun así, Villaseñor alerta que la distribución actual de los recursos en el PEF es incierta, pues la Secretaría de Cultura opera con una nueva estructura desde julio de este año que todavía no se ve reflejada en el gasto federal.
Entre los cambios más fuertes se encuentra la desaparición de la Subsecretaría de Diversidad Cultural y Fomento a la Lectura, así como la creación de la Unidad de Culturas Vivas, Patrimonio Inmaterial e Interculturalidad, que el especialista juzga que será como una "tercera pata" de la operación del sector cultural (junto con el INAH e INBAL).
"Si algo me preocupa de este presupuesto es el monto que se le destinará a la Unidad de Culturas Vivas y a las direcciones generales y las direcciones de área que estarán a su cargo para poder operar", expone sobre la incertidumbre que rodea a la instancia dirigida por Diego Prieto, extitular del INAH.
Todavía muy lejos del 1 por ciento del Producto Interno Bruto que recomienda la UNESCO, el presupuesto para la cultura en México continúa con un declive que no ha parado desde la creación de la Secretaría de Cultura.