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Empate histórico en Países Bajos: Progresistas vs Ultras

Países Bajos aplazó hasta el próximo martes el inicio formal de la exploración de formar gobierno, después de que el recuento oficial de votos confirmara un empate técnico entre el liberal progresista D66, de Rob Jetten, y la ultraderecha PVV, de Geert Wilders, ambos con 26 escaños y una ligera ventaja en votos para los progresistas.
 
El presidente del Parlamento, Martin Bosma (PVV), anunció que el encuentro de los líderes políticos para designar un explorador – figura encargada de tantear las posibilidades de coalición – se pospone ante la falta de un resultado definitivo. Los votos emitidos desde el extranjero, aún pendientes de contabilizar, podrían alterar la diferencia actual, de unas 15.000 papeletas a favor de D66.
 
El propio Wilders había pedido retrasar esa reunión, alegando que “las diferencias son tan pequeñas que es decisivo saber quién tiene derecho a abrir la fase de exploración”. Según la tradición parlamentaria neerlandesa, el partido más votado recibe el mandato para comenzar las conversaciones para formar un gabinete de coalición.
 
Las maniobras políticas
 
Por su parte, Rob Jetten defendió la necesidad de “formar rápidamente un gobierno estable” y llamó a los partidos a “mirar más allá de sus propios votantes”.
 
Reconoció, sin embargo, que las negociaciones “no serán sencillas” y que algunas fuerzas “necesitarán tiempo para reflexionar” sobre sus resultados, en referencia al liberal VVD y a la alianza ecologista y socialdemócrata GroenLinks-PvdA, que lideró Frans Timmermans hasta su renuncia anoche.
 
La dirigente liberal Dilan Yesilgoz (VVD) reiteró su posición de campaña: buscar un gabinete de centroderecha, sin abrir por ahora la puerta a una cooperación con GroenLinks-PvdA.
 
Una coalición entre D66, VVD, CDA y JA21 (derecha radical euroescéptica) sumaría 75 escaños, uno menos de la mayoría absoluta. “No sería suficiente, pero aún veo combinaciones interesantes”, afirmó Ye?ilgöz, sin precisar cuáles.
 
El democristiano Henri Bontenbal (CDA), que con 18 escaños mejora en trece su resultado anterior, se mostró cauto sobre su papel en el proceso y evitó pronunciarse sobre alianzas: “¿Puedo pensarlo hasta mañana?”, bromeó, antes de añadir que “también son posibles combinaciones sin CDA”, lo que evidencia el arranque de las maniobras políticas para definir el futuro Ejecutivo neerlandés.
 
Las etapas
 
En el sistema neerlandés, la formación de gobierno, un proceso sin plazos constitucionales que suele prolongarse meses, arranca con el nombramiento de un explorador, que consulta con los partidos y evalúa qué combinaciones podrían lograr una mayoría parlamentaria.
 
Tras esa fase inicial, el Parlamento designa a un mediador («informateur»), propuesto por las propias formaciones, encargado de negociar los puntos comunes entre los posibles socios. Una vez pactadas las bases, ese mediador -o un segundo designado para continuar el proceso- reúne de nuevo a los partidos para cerrar los detalles del acuerdo.
 
Y solo al final se aborda el reparto de ministerios y el nombre del futuro primer ministro, lo que suele ser el último paso antes de la investidura del nuevo gabinete.
 
Con los resultados aún abiertos y un Parlamento fragmentado, Países Bajos entra en una fase de incertidumbre que podría prolongarse meses. La formación de un gobierno requerirá, una vez más, amplias negociaciones entre fuerzas ideológicamente dispares, en un escenario marcado por el empate histórico entre el liberalismo progresista y la ultraderecha populista.
 
Dos escenarios y meses de negociaciones
 
En la incertidumbre actual, podrían darse dos escenarios una vez se confirmen los resultados electorales.
 
Si finalmente Wilders superase a Jetten en votos, la derecha radical tendría prioridad para iniciar la negociación, aunque carece de apoyos: la mayoría de los partidos, incluidos VVD, CDA, D66 y GroenLinks-PvdA, han descartado pactar con el PVV, lo que hace inviable cualquier intento de gobierno.
 
Aun así, esa maniobra le permitiría mostrar a su electorado que los demás partidos ignoran el resultado de unas elecciones democráticas en las que su formación fue la más votada, una táctica que ya empleó tras ganar los comicios de noviembre de 2023, cuando logró forzar negociaciones que finalmente llevaron a formar un experimento de gobierno de derechas que fracasó tras tan solo 11 meses.
 
En junio, Wilders retiró a sus ministros por desacuerdos sobre la política de asilo y forzó la convocatoria de elecciones anticipadas que se celebraron este miércoles.
 
No se prevé que esta táctica vuelta a funcionar. Así que, llegado el caso y al no poder formar gobierno, el segundo partido con mayor representación, en este caso D66, tendría la oportunidad de negociar una coalición.
 
Si, en cambio, D66 mantiene su ventaja en votos, asumiría directamente la iniciativa para negociar una coalición de centro, con al menos otros tres socios necesarios para alcanzar los 76 escaños que garantizan la mayoría absoluta. En cualquier caso, el camino hacia el nuevo gobierno neerlandés se anuncia largo, tortuoso y de resultados inciertos.
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