Lunes 13 de Octubre de 2025 | Aguascalientes.

La escuela debe ser un refugio, no un campo de batalla

Dr. José Mauricio López | 14/09/2025 | 00:27

En México, más de 30 millones de estudiantes transitan diariamente las aulas con la esperanza de aprender, convivir y crecer. Sin embargo, para millones de ellos, la escuela se convierte en un lugar de riesgo y dolor. Los números son contundentes: de acuerdo con la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM), basada en información del INEGI, 3.3 millones de adolescentes fueron víctimas de acoso escolar en 2022, la violencia física derivó en 943 hospitalizaciones en 2023, y el ciberacoso afecta especialmente a las mujeres jóvenes, que viven la violencia incluso desde la pantalla de un celular.

Estas cifras no son frías estadísticas; detrás de cada número hay un rostro, una historia, un niño o adolescente que carga con heridas visibles o invisibles. Lo que debería ser un espacio de seguridad y confianza se transforma, muchas veces, en un escenario de exclusión, de miedo y de silencios obligados.

El acoso escolar y la violencia no solo afectan el rendimiento académico; lastiman la autoestima, erosionan la confianza en los adultos y dejan huellas profundas en la salud mental. Las víctimas suelen callar por temor a represalias o por la falta de credibilidad de quienes deberían protegerlos. La escuela, entonces, se convierte en un campo de batalla donde la dignidad queda relegada.

No basta con implementar programas de “convivencia escolar” como simples formalidades. La violencia en las aulas exige una mirada integral: prevención, atención psicológica, acompañamiento familiar y compromiso real de docentes y autoridades. Y, sobre todo, exige la creación de una cultura donde la palabra respeto no sea un eslogan, sino una práctica cotidiana.

Si queremos un futuro distinto, necesitamos transformar la escuela en un refugio de paz, inclusión y seguridad. No podemos normalizar que la infancia y la adolescencia vivan con miedo. Un país que permite que sus alumnos aprendan entre golpes, burlas y amenazas está sembrando semillas de dolor para el mañana.

La voz de los alumnos debe ser escuchada con seriedad: ellos nos están diciendo que quieren estudiar sin miedo, convivir sin violencia y crecer en un entorno donde se les respete y acompañe.