Benjamín Cervantes Vega | 11/09/2025 | 18:37
Imagine una ferretería que ha crecido durante décadas: tiene un sistema para inventario, otro para ventas, uno más para contabilidad, y cada uno "habla" un idioma diferente. Este escenario se repite en restaurantes, talleres mecánicos y clínicas locales. El problema fundamental no es falta de tecnología, sino la gestión de datos que ya tenemos.
Los sistemas heredados no fueron diseñados para integración moderna. Cada "parche" temporal crea nueva complejidad, como construir habitaciones adicionales sin considerar planos originales. Décadas de registros inconsistentes crean lo que expertos llaman "basura que entra, basura que sale". Una clínica podría tener al mismo paciente registrado como "Juan Pérez", "J. Pérez" y "Juan Antonio Pérez".
Más allá de aspectos técnicos, existe un componente humano crucial. Las personas han usado las mismas prácticas durante años; pedirles cambios puede ser disruptivo. Un contador con 15 años manejando finanzas de cierta manera necesita tiempo, capacitación y apoyo, no solo pláticas motivacionales sobre "cultura de datos".
Los datos sintéticos actúan como "doble de riesgo" para sistemas empresariales. Son información deliberadamente creada que imita características reales sin ser sensible. Es como crear un cliente ficticio "María Ejemplo" con historial realista, pero que no corresponde a persona real.
Una compañía italiana de seguros, B-Rebel, implementó esta tecnología con resultados impresionantes: modelos de IA entrenados con datos sintéticos alcanzaron 99% de precisión comparados con datos reales, pero redujeron tiempo de desarrollo 75%. Eliminaron barreras legales, cumplieron regulaciones de privacidad y aceleraron innovación.
Las posibilidades son prometedoras: una farmacia podría simular escenarios de demanda sin exponer información médica; un restaurante probaría sistemas de recomendaciones sin revelar preferencias personales; una escuela analizaría rendimiento estudiantil manteniendo privacidad absoluta.
La transformación digital exitosa no comienza con tecnología avanzada, sino con comprensión clara de qué datos tenemos y cómo los usamos. Los verdaderos líderes se enfocan en el "qué" antes del "cómo". Antes de implementar IA, necesitamos datos limpios. Antes de hablar de cultura de datos, requerimos procesos claros y personal capacitado.
En una era de palabras de moda, las empresas que prosperarán se enfocarán en fundamentos: datos de calidad, procesos claros y equipos preparados. La transformación digital no es.