José Miguel Torres | 11/09/2025 | 18:35
Este es el segundo en una serie de artículos sobre higiene financiera: parte de la Economía interesada en la protección de nuestra riqueza, incluyendo, en español mexicano, no meterle dinero bueno al malo.En el primer artículo definimos “dinero”,y ahora vamos a explicar cómo llegamos a un mundo movido por pedacitos de papel---llamados “billetes”---y de metal---“monedas”---que para fines prácticos no valen nada y que tampoco están respaldados por nada: el dinero fiduciario.
El primer artículo lo cerramos con dos preguntas que no respondimos:cómo fue la primera vez que, por ejemplo, el dueño de una vaca aceptó darla a cambio de un pedacito de papel que decía “1 peso”; segundo, si quien imprimió el primer billete ya sabía que había alguien dispuesto a darle una vaca por éste,por qué no imprimió 7 copias para hacerse de 7 vacas. Cuando yo empecé a estudiar Economía, trataron de explicármelo con una parábola.
Hubo una vez un pueblito en donde a todos les parecía atractivo el oro, así que nadie tenía ningún inconveniente en intercambiar parte de sus posesiones por este metal: el oro era dinero commodity.Pero porque la gente no usaba su oro todo el tiempo y además siempre existía el riesgo de que entraran a sus casas para robárselo, un día al joyero del pueblo se le ocurrió ofrecer servicios de almacenamiento de oro: te lo guardo en bodegas seguras, te doy un comprobante---llamado“billete”---y cuandonecesites tu oro, regresas con el billete yte devuelvo tu oro.
Supongamos que tengo 4 billetes de 1 kilo de oro cada uno y que voy a comprar 2 vacas con un precio de 1 kilo de oro cada una. Voy a la joyería,retiro 2 kilos de oro, y compro las 2 vacas. Muy probablemente el vendedor va a terminar llevando el oro recibido al joyero para que se lo guarde, y entonces al joyero se le ocurrió otra idea:emitir billetes“al portador”: a quien se los presente, le entregará oro, sin importar quién lo depositó originalmente.Porque el joyero es uno de los habitantes más honorables del pueblo, el vendedor de las vacas no tendrá ningún inconveniente en que se le pague con billetes, ahorrando así al comprador una vuelta a la joyería, ahorrándose él mismo una vuelta a la joyería, y aislando al joyerode la compraventa: la vida se ha simplificado para todos… y la gente empieza a comerciar más.
Porque el joyero está convencido de que el comercio es bueno, se le ocurre una tercera idea: ¿Por qué no imprimir un par de billetes para sí mismo, sin ningún depósito de por medio, para él mismo comprar vacas? Porque para fines prácticostodo el oro del pueblo descansa en sus bodegas todo el tiempo, los riesgos de que haya más billetes en circulación que oro guardado en la joyería serán bajos, y la economía del pueblito se beneficiará de una mayor actividad comercial. A este privilegio del joyero de imprimir billetes sin respaldo para hacer compras para sí se le llama “señoraje”, y los nuevos billetes, sin ningún respaldo, son dinero fiduciario: literalmente su valor es una cuestión de confianza, de fe (de aquí el adjetivo “fiduciario”) en el joyero.
El dinero fiduciario es una bendición y una maldición para el pueblito.Por un lado, le permite comerciar más allá de lo que se podía comerciar cuando todo se tenía que pagar con oro. Pero su economía queda en vilo.Si, por cualquiera que sea la razón, un día la gente deja de confiar en el joyero, todos tratarán de convertir sus billetes en oro: imposible: el joyero sufrirá una “corrida bancaria”.Además de que el joyero terminará en la cárcel, seguramente el resto de la gente terminará peleándose tratando de decidir cómo repartirse el oro que se pueda recuperar.Afortunadamente, gracias al prestigio del joyero, este escenario es poco probable, así que vale la pena correr el riesgo.
Hasta aquí la parábola del dinero que aprendí en mis primeros cursos de Economía, en donde, por supuesto, mis profesores no se cansaban de destacar la importancia de contar conun joyero---o banquero central, como el Banco de México---honorable.Pero esto fue antes, mucho antes del nacimiento de un dinero fiduciario relativamente nuevo: el Bitcoin.
El Bitcoin, creado en 2008 por SatoshiNakamoto, un personaje mítico, ganó notoriedad mundial gracias a Silk Road, un sitio de Internet abierto en 2011 por Ross Ulbricht. Silk Road fue cerrado por el FBI y la DEA de EUA dos años después, y en 2015 Ulbricht fue sentenciado a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional acusado de tráfico de drogas, lavado de dinero, y hackeo informático.Perola historia completa del Bitcointendráque esperar al siguiente artículo de esta columna:ya agotamosnuestra dotación semanal de 800 palabras. Por ahora sólo adelantaremos que Silk Road llegó a ser conocido como el “Amazon de la droga”: la parábola de mis profesores necesita, para bien y para mal, una actualización significativa: la creación de dinero puede prescindir, para bien y para mal, de la honorabilidad.