Lunes 13 de Octubre de 2025 | Aguascalientes.

Claudia Sheinbaum y Teresa Jiménez: dos estilos, una escena reveladora

Gwendolyne Negrete Sánchez | 08/09/2025 | 11:45

El pasado 5 de septiembre, Aguascalientes fue más que una parada en la gira presidencial: se convirtió en un espejo de las tensiones, posibilidades y contradicciones del liderazgo femenino en México. En el acto “La transformación avanza”, la presidenta Claudia Sheinbaum presentó su informe ante más de 15 mil personas, acompañada por la gobernadora Teresa Jiménez. Lo que parecía un evento institucional terminó siendo una coreografía política cargada de simbolismo: dos mujeres en el centro del poder, dos estilos de comunicar, y una plaza que no supo escucharlas por igual.

El momento incómodo: abucheos, autoridad y sororidad

Cuando Jiménez tomó la palabra para dar la bienvenida, los abucheos no se hicieron esperar. La escena fue incómoda, pero también reveladora. Sheinbaum intervino con firmeza: “Vamos a respetarnos todos y todas. Ya habrá tiempo para elecciones”. Su gesto fue leído como autoridad, pero también como sororidad institucional. No defendió a una aliada política, sino a una mujer en funciones públicas. Y eso, en el México de hoy, no es menor.

Los abucheos no fueron solo ruido partidista. Fueron una expresión de violencia política de género, esa que deslegitima a las mujeres por el simple hecho de ocupar espacios de poder. Sheinbaum lo entendió y actuó en consecuencia. Lo que hizo no fue proteger a Jiménez: fue proteger el pacto democrático.

Dos gramáticas del poder: tesis política vs. Gestión ejecutiva

La diferencia entre ambas no está en el cargo, sino en el estilo. Sheinbaum habló en clave de tesis: planteó premisas, presentó datos, concluyó con narrativa. Su discurso fue técnico pero cercano, pedagógico pero firme. Jiménez, en cambio, habló desde la gestión: enumeró necesidades, ofreció colaboración, apeló a la institucionalidad. Su tono fue correcto, pero sin marco político, se percibió más como súplica que como exigencia.

Este contraste revela algo más profundo: la dificultad de las mujeres en política para navegar entre la conciliación tradicional y la firmeza estratégica. En un entorno adverso, la cordialidad sin contundencia puede volverse insuficiente.

Redes sociales: polarización y resistencia al respeto

El eco digital fue inmediato. Simpatizantes de Morena celebraron la intervención de Sheinbaum, pero algunos criticaron su “rescate” a una gobernadora de oposición. Panistas agradecieron el gesto, aunque otros cuestionaron la necesidad de ser defendida. Lo que quedó claro es que la escena incomodó a muchos, no por lo que se dijo, sino por lo que simbolizó: dos mujeres de partidos distintos respetándose en público.

La polarización política ha erosionado la capacidad de reconocer gestos democráticos cuando vienen del otro lado. Pero también ha invisibilizado el hecho de que, en México, las mujeres en el poder siguen enfrentando formas específicas de deslegitimación. Y eso debería incomodar más que cualquier abucheo.

¿Qué nos dice este episodio sobre el poder femenino?

Este encuentro en Aguascalientes no fue solo un acto de rendición de cuentas. Fue una intersección entre estilos, narrativas y desafíos. Sheinbaum mostró cómo se ejerce el poder con control escénico y claridad institucional. Jiménez, pese al ambiente hostil, convirtió la vulnerabilidad en oportunidad. Ambas, desde sus trincheras, dejaron claro que el liderazgo femenino no es homogéneo, pero sí enfrenta obstáculos comunes.

Este encuentro  fue el retrato de una tensión latente en la política mexicana. Claudia Sheinbaum y Teresa Jiménez, dos mujeres con estilos opuestos y colores partidistas enfrentados, protagonizaron una escena que parece que incomodó a muchos no por lo que dijeron, sino por lo que representaron. Entre abucheos, gestos de autoridad y silencios significativos, se reveló una verdad incómoda: el liderazgo femenino aún se mide con reglas distintas, y cuando se ejerce con dignidad, el sistema tiembla.

La pregunta que queda abierta es incómoda pero necesaria: ¿estamos listos, como sociedad, para escuchar a las mujeres en el poder sin exigirles que se justifiquen por estar ahí?