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Brasil 2014: un Mundial para la historia de Colombia

Plano Informativo | 02/09/2025 | 10:15

La historia del fútbol colombiano encontró en el Mundial de Brasil 2014 su punto de mayor esplendor. Hasta entonces, la selección había convivido con la sombra de la generación de los noventa, aquella que deslumbró con figuras como Carlos Valderrama o Freddy Rincón, pero que nunca logró superar los octavos de final. Con ese guion, Colombia espera llegar de la mejor manera posible al próximo Mundial, haciéndose un hueco en todas las apuestas de fútbol y convertirse en un rival a tener en cuenta.

Echando la vista atrás, en 2014, bajo la dirección de José Pékerman y con James Rodríguez como estandarte, Colombia alcanzó los cuartos de final por primera vez en su historia. El equipo desplegó un fútbol vibrante, ofensivo y elegante, que conquistó al público neutral y situó a la selección en un lugar privilegiado del mapa mundial. El golazo de James a Uruguay en el Maracaná fue más que un tanto: se transformó en una postal inolvidable que sintetizó la belleza del fútbol y la capacidad de una generación para soñar con grandeza.

Esa irrupción colombiana coincidió con una etapa dorada para el fútbol internacional, marcada por la consolidación de jugadores que definieron los últimos veinte años. El deporte, convertido en fenómeno global gracias a la digitalización, las transmisiones masivas y las redes sociales, encontró en ciertas figuras a verdaderos embajadores planetarios. En este escenario, Lionel Messi y Cristiano Ronaldo se erigieron como los dos polos de una rivalidad que trascendió el campo de juego para convertirse en narrativa generacional.

Pero el magnetismo de estos dos colosos no debe eclipsar la presencia de otros protagonistas que, en paralelo, enriquecieron la historia reciente del fútbol. Ronaldinho, con su sonrisa perpetua y su capacidad para convertir el juego en arte, fue quizá el primer gran ídolo global de la era digital. Su paso por el Barcelona dejó un legado estético y emocional que abrió el camino para Messi. Más tarde, figuras como Andrés Iniesta y Xavi Hernández simbolizaron la inteligencia táctica y la belleza del toque, pilares de la España campeona del mundo en 2010 y referente indiscutido del fútbol moderno.

En Sudamérica, además de Messi, emergieron jugadores que supieron marcar época. Neymar representó la continuidad del fútbol brasileño como sinónimo de talento, con una carrera que lo convirtió en ídolo local y estrella global. En paralelo, Luis Suárez encarnó la garra y la eficacia uruguaya, mientras que jugadores como Radamel Falcao, aunque afectados por lesiones, dejaron huella en clubes europeos y se transformaron en referentes ineludibles para sus selecciones.

El fútbol africano también encontró en Didier Drogba, Samuel Eto’o y Yaya Touré a símbolos de un continente que sigue soñando con llegar más lejos en la máxima cita mundialista. Todos ellos, con estilos diferentes, se transformaron en nombres propios de una era marcada por la globalización del fútbol, donde los partidos ya no se juegan solo en estadios, sino también en pantallas de todo el planeta.

Sin duda, el Mundial de 2014 sigue siendo recordado, especialmente entre toda la afición colombiana.