En el año de 1225, san Francisco de Asís se encontraba enfermo y algunos se animan también a decir que anímicamente se sentía demasiado agobiado debido a la situación que guardaba ese pequeño grupo que con el paso del tiempo se fue haciendo grande y que inspirados por el carisma de Francisco se habían propuesto seguir a Cristo.
Un año antes de su muerte san Francisco escribe el “Cantico a las creaturas”, un texto que nace del corazón de alguien que ama profundamente a Dios y que reconoce en la creación la huella poderosa del Señor.
Este año se cumplen 800 años de la composición del “Cántico de las creaturas”, quizá muchos no lo conozcan, otros tantos sí. Estoy seguro que a todos nos haría bien leer esta composición pequeña pero significativa, que hace de la creación un estallido de alabanza al Creador de cielos y tierra.
Francisco es capaz de componer este Cántico, en el que alaba al Señor por el hermano sol, por la luna y las estrellas, el nublado y el sereno, por el aire y el agua. También por el fuego y la tierra, y concluye alabando al Señor por la hermana muerte corporal pues de ella ninguno de nosotros hemos de escapar.
Al ir repasando las distintas sentencias colocadas por Francisco en su cántico viene una pregunta a la que yo mismo me respondo: ¿por qué Francisco pudo escribir esto? Su escrito no es consecuencia de una sobredosis de romanticismo, ¡no!, su composición sólo puede ser fruto de una persona que en su corazón guarda una profunda mirada contemplativa, que le hace ver la creación entera y entenderse a él mismo como una obra de Dios. En la obra de la creación nada está de sobra o de adorno, sino que la creación entera es una perfecta sinfonía en la que Dios mismo ha querido ejecutar su música más bella en la que nos manifiesta su amor por cada uno de nosotros.
El ser humano sólo puede percatarse de la obra de Dios en la medida en la que somos capaces de ponernos en contacto con la naturaleza. Cuando nos dejamos sorprender por las maravillas que el Señor realiza y nos damos cuenta de que en la creación como lo afirmaba el Cardenal Martini tenemos a la “belleza que salva”. Dios en la creación también nos habla y nos manifiesta su lenguaje de amor y cercanía.
800 años del Cántico de las Creaturas, sin duda que es una oportunidad para valorar y cuidar la creación entera, sin olvidar que en la obra de la creación cada uno de nosotros como seres humanos que somos estamos incluidos. Como depositarios de la obra de Dios, nos toca ciertamente cuidar y valorar teniendo siempre presente que dentro de la creación el ser humano se ubica en un lugar principal, pues hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios. Valdría la pena cuestionarnos sobre la manera en la que nos tratamos entre nosotros o en los motivos por lo que una persona decide hacerle daño a otro.
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él,
el ser humano, para darle poder?
Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos,
todo lo sometiste bajo sus pies. Salmo 8