Francisco Santiago | 11/08/2025 | 11:18
En las últimas décadas, la Inteligencia Artificial (IA) ha pasado de ser una aspiración de la ciencia ficción a convertirse en uno de los pilares tecnológicos más influyentes de nuestra era. Su evolución, impulsada por avances en computación, algoritmos de aprendizaje automático y disponibilidad masiva de datos, ha transformado industrias enteras. Empresas como OpenAI no solo están liderando esta revolución, sino que hoy representan un valor económico superior al de muchas compañías manufactureras tradicionales, una señal clara del cambio estructural en la economía global. En este contexto, México tiene una oportunidad única: aprovechar la IA como una herramienta de equidad y desarrollo, especialmente para los sectores más desfavorecidos y para potenciar el talento creativo e innovador de las mujeres.
La historia de la inteligencia artificial comienza en los años 50, cuando Alan Turing se preguntó si las máquinas podían pensar. Los primeros programas informáticos capaces de resolver problemas lógicos marcaron el inicio de una disciplina que avanzaría lentamente durante las siguientes décadas, limitada por la capacidad computacional y la escasez de datos.
No fue sino hasta principios del siglo XXI que la IA comenzó a acelerar gracias a tres factores clave:La mejora en la capacidad de procesamiento de los microchips, la explosión del Big Data, y el desarrollo de algoritmos de Machine Learning y Deep Learning.
La combinación de estos elementos permitió a las máquinas no solo ejecutar tareas programadas, sino aprender, adaptarse y optimizar su comportamiento. Hoy, la IA está presente en asistentes virtuales, diagnósticos médicos, automatización industrial, detección de fraudes financieros y generación de contenido, entre muchas otras aplicaciones.
OpenAI, la organización detrás de tecnologías como ChatGPT, representa un cambio de paradigma en la creación de valor económico. A diferencia de las empresas manufactureras tradicionales, cuyo crecimiento depende de recursos físicos, OpenAI crea valor a partir del conocimiento, los algoritmos y los datos. Su producto estrella, basado en modelos de lenguaje de gran escala (LLMs), ha demostrado aplicaciones en educación, salud, derecho, negocios y creatividad.
En 2024, diversas estimaciones posicionaban a OpenAI con una valoración de mercado que superaba a muchas firmas manufactureras, incluso aquellas con décadas de historia. ¿Cómo es esto posible? Porque la IA es una tecnología habilitadora de otras tecnologías, capaz de generar soluciones escalables, reducir costos operativos y abrir nuevas formas de interacción humano-máquina.
Este fenómeno también refleja un cambio en lo que se valora económicamente: mientras antes lo tangible dominaba la economía, hoy lo intangible —como los datos, el software y el conocimiento computacional— ha cobrado protagonismo.
En un país como México, donde existen amplias brechas sociales, económicas y educativas, la IA puede ser una herramienta transformadora si se implementa con visión inclusiva. Su uso estratégico podría apoyar sectores históricamente marginados mediante: educación personalizada las plataformas de IA pueden adaptarse al ritmo y contexto del estudiante, brindando acceso a contenidos de calidad en zonas rurales o marginadas así mismo mediante rutas de aprendizaje para el manejo de la IA y adaptarse a este nuevo entorno tecnologico.
Un aspecto fundamental en el desarrollo de la inteligencia artificial en México es el papel de las mujeres. Si bien históricamente han enfrentado obstáculos para acceder a la ciencia y tecnología, hoy se reconoce que su los cualesson claves en los entornos tecnológicos emergentes.
La IA no solo requiere programadores o matemáticos. También necesita diseñadoras de experiencias, especialistas en ética, entrenadoras de datos, educadoras digitales y profesionales de áreas sociales con pensamiento crítico. En todos estos espacios, las mujeres mexicanas tienen un potencial inmenso, especialmente si se crean programas de inclusión digital y formación en tecnologías emergentes.
Invertir en educación STEM con enfoque de género, fortalecer redes de colaboración y ofrecer acceso a plataformas tecnológicas inclusivas puede cambiar la trayectoria profesional de miles de mujeres, muchas de ellas provenientes de contextos económicos desfavorecidos.
La inteligencia artificial es un motor de cambio profundo que está redefiniendo el valor económico, las estructuras productivas y las oportunidades de desarrollo. OpenAI es símbolo de una nueva economía basada en lo intangible, en el conocimiento algorítmico y en la innovación continua. En México, su potencial puede y debe usarse para transformar la vida de quienes más lo necesitan, y para impulsar la creatividad, el ingenio y el liderazgo de las mujeres en el siglo XXI.
La clave está en democratizar el acceso a estas tecnologías y fomentar una cultura de inclusión digital, colaboración interdisciplinaria y desarrollo ético. Si se hace bien, la inteligencia artificial no solo será una herramienta de productividad, sino de justicia social.