Domingo 17 de Agosto de 2025 | Aguascalientes.

Reescribir el destino

Dr. José Antonio Quintero Contreras | 08/08/2025 | 18:35

A veces, el guion que rige nuestra vida no lo escribimos nosotros. Puede ser obra de sistemas autoritarios o de nuestras propias dudas. La libertad comienza cuando tomamos la pluma y cambiamos la historia.

En la película TheAdjustment Bureau (Agentes del Destino), un promisorio joven político descubre que su vida es dirigida por una fuerza invisible. En la vida real, esos “burós” pueden ser gobiernos, estructuras sociales, tradiciones asfixiantes o miedos internos. Reescribir el destino no es un capricho: es una necesidad para quienes se niegan a vivir obedeciendo mandatos ajenos. Durante la trama, este personaje (David Norris - Matt Damon) descubre que sus decisiones más importantes —a quién amar, dónde estar, qué hacer— están siendo controladas por un grupo misterioso que custodia un “plan maestro” para su vida.

La metáfora es poderosa: todos, en algún momento, hemos sentido que nuestro camino está siendo escrito por otros. A veces, esas manos invisibles son un sistema rígido que limita nuestras opciones, un entorno que sofoca la creatividad o un círculo social que dicta qué es “aceptable”. Otras veces, el obstáculo es más silencioso: las voces internas que nos dicen “no puedes”, “es demasiado tarde” o “no vale la pena intentarlo”.

El plan que viene de afuera

El autoritarismo externo se alimenta de la obediencia pasiva. No siempre se impone con violencia abierta; muchas veces se instala como una costumbre, un hábito social, una “verdad” que no se cuestiona. Esa es la esencia de cualquier sistema que busca moldear individuos a su conveniencia: reducir el margen de elección personal hasta que aceptar el guion parezca lo único sensato.

La historia nos muestra cómo estas estructuras han intentado perpetuarse, desde imperios coloniales que gobernaban a pueblos enteros hasta regímenes modernos que controlan la información, la economía y la vida cotidiana para impedir que alguien se salga del libreto.

El plan que viene de adentro

Más peligroso aún es el autoritarismo interno. Es ese “Bureau” instalado en nuestra mente que repite mantras de autolimitación. Es la autocensura que nos paraliza antes incluso de dar un paso.

Esta voz interna puede ser más eficiente que cualquier censor externo, porque opera con un arma invisible: la convicción de que estamos protegiéndonos cuando, en realidad, nos estamos encerrando.

Jefferson: el hombre que escribió su propio destino

Thomas Jefferson, autor principal de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, vivió en un tiempo en que el Imperio Británico dictaba leyes, impuestos y condiciones a las colonias americanas. El mensaje era claro: aceptar su lugar y obedecer.

Jefferson rompió ese libreto con tinta y papel. Su frase “todos los hombres son creados iguales” no solo fue un manifiesto político; fue un golpe directo al corazón de un sistema que se creía eterno. Con esa pluma, declaró que la libertad no era un regalo del poder, sino un derecho natural.

No esperó que el “plan” se ajustara solo: lo reescribió. Y lo hizo con la conciencia de que desafiar al autoritarismo implica riesgo, pero que el costo de someterse es siempre mayor.

Un ejemplo más: Rosa Parks y el asiento que cambió una nación

En 1955, en Montgomery, Alabama, Rosa Parks rompió un plan no escrito pero ferozmente impuesto: el de la segregación racial en el transporte público. Cuando se negó a ceder su asiento a un hombre blanco, no solo desafió una ley injusta, sino un guion social que dictaba que ella debía “saber su lugar”.

Su gesto, aparentemente pequeño, encendió una chispa que alimentó el movimiento por los derechos civiles. Parks no tenía poder político ni recursos; tenía convicción y la disposición de pagar el precio de decir “no”.

Tres pasos para romper el doble autoritarismo

1. Desenmascarar el plan ajeno: identifica las reglas, normas o “verdades” que aceptas sin cuestionar. Pregúntate quién se beneficia de que las sigas.

2. Silenciar al censor interno: cada vez que aparezca una excusa disfrazada de prudencia, ponla a prueba con hechos, no con suposiciones.

3. Escribir tu propio libreto: define objetivos claros, ponles plazo y actúa de inmediato, aunque el primer paso sea pequeño.

Jefferson y Parks vivieron en épocas distintas, pero compartieron una verdad universal: la historia no la hacen quienes esperan a que el guion cambie solo. La hacen quienes se atreven a corregirlo.

Reescribir el destino no es un acto de rebeldía vacía; es un compromiso con uno mismo y, muchas veces, con toda una comunidad. Al romper el plan que otros han trazado para ti, también rompes el molde para quienes vienen detrás.El autoritarismo, externo o interno, tiene un mismo objetivo: convencerte de que no hay alternativa. Por eso, reescribir el destino es un acto profundamente liberador.

La próxima vez que sientas que alguien —o algo— dicta lo que puedes ser, recuerda las palabras que Thomas Jefferson dejó como advertencia: “El espíritu de resistencia a la tiranía es tan propio de un buen ciudadano como la obediencia a las leyes justas”.

El plan no es inamovible. El guion no es definitivo. La pluma está en tu mano. PV.