Domingo 17 de Agosto de 2025 | Aguascalientes.

Sin paz el progreso es una simulación

P. Rodrigo Macías Mora | 08/08/2025 | 18:34

Recientemente en nuestro estado se han suscitado hechos violentos que desataron en algunas zonas escenas de caos, miedo e incertidumbre. Sin duda alguna que nunca será opción el acostumbrarnos a la violencia, las balas y el terror.

Si bien escenas como las sucedidas el pasado sábado 26 de julio de 2025, en las que pudimos ver negocios y vehículos incendiados, todo esto acompañado de una fuerte movilización policiaca y militar, son escenas que son recurrentes en otros estados, pero no en el nuestro. Todo esto en el fondo nos deja algo claro: el crimen organizado también está presente en nuestro estado. Por más que en algún momento se pretenda decir lo contrario, llega un momento en el que la realidad se impone y la simulación se hace a un lado para que emerja la realidad, nuestra realidad.

Qué bueno que a diferencia de otros operativos, el del sábado 26 de julio no haya sido un operativo fallido. Los resultados son evidentes: detenidos y junto con ellos material propio de su organización. Que bien que los operativos para mantener el orden en el estado se hayan activado y pronto la ciudad recobrada la tensa calma.

Sin embargo, quiero contar algo que me sucedió al día siguiente de ese día en el que una zona del estado guardó silencio y eligió el resguardo personal como una opción para salvar su propia integridad. Una niña se acercó conmigo muy asustada, lo primero que pensé es que la habían regañado sus papás, sin embargo,lo que ella tenía era miedo pues le había tocado ver cómo incendiaban una tienda.

Quizá parece intrascendente pensar en el llanto de una niña asustada, pero les invito a que más que en ella pensemos en tantas personas que a lo largo de los últimos años también han llorado ante la impotencia de ver cómo el crimen se abre espacio en la sociedad, haciendo a un lado el estado de derecho.

La violencia que inunda nuestro querido México ha robado las lágrimas de tantos que han perdido seres queridos, de otros que aún los buscan con la esperanza de encontrarlos. La violencia ha dividido familias, pues muchos han tenido que abandonar sus pueblos y ciudades para emprender una vida distinta, tratando de huir de alguna amenaza, o simplemente de un clima de inseguridad marcado y penoso.

Ante lo que nos toca vivir estoy convencido que no podemos ni debemos acostumbrarnos a la violencia. El ser humano creado a imagen y semejanza de Dios no fue creado para la violencia y la hostilidad. Nuestra vocación siempre debe tender más a los puentes que a la división, al diálogo frente a la confrontación. El terrorismo nunca puede convertirse en un elemento con el que se convive.

No dejemos de orar por la paz, sin auténtica paz el progreso sólo será una simulación.