Domingo 17 de Agosto de 2025 | Aguascalientes.

Estetoscopios, pensiones y pachangas

Plano Informativo | 08/08/2025 | 11:27

Pues nada, queridos lectores, que esta semana el termómetro social marcó niveles de fiebre educativa, y no por una nueva variante del virus, sino porque en Aguascalientes estamos estrenando Escuela de Medicina y Enfermería como quien estrena carro nuevo: brillante, flamante y con olor a quirófano recién trapeado.

La Global University, institución privada pero con ambiciones galácticas, abrió su nueva escuela justo dentro del Hospital MAC Norte. O sea, nada de laboratorios improvisados ni prácticas con melones en vez de pacientes: aquí la cosa va en serio, con simuladores de última generación y pasillos donde los estudiantes pueden cruzarse con doctores reales y facturas aún más reales.

Y mire usted, que este tipo de iniciativas merecen aplausos, confeti y hasta mariachi, porque formar profesionales de la salud nunca sobra. Al contrario, falta. Porque si algo nos enseñó la pandemia, es que tener suficientes médicos preparados es casi tan importante como tener oxígeno, cubrebocas y paciencia para las filas del IMSS.

Y por si creía usted que la medicina era exclusiva de las zonas fifís, desde la noble Calvillo —sí, el de los guayabos, las micheladas y el tradicional “aquí no pasa nada, pero si pasa, lo curamos”— la Universidad Tecnológica también decidió subirse al quirófano educativo y abrir ya hace unos meses su propia carrera de medicina.

Y eso, queridos lectores, es para ponerse de pie, aunque uno tenga la cadera de titanio. Porque hablamos de una universidad pública, accesible, con jóvenes que traen más ganas que recursos, y que ojalá reciba de parte de las autoridades correspondientes la inversión suficiente para crecer, consolidarse y convertirse pronto en una escuela de medicina reconocida a nivel estatal y nacional. Porque tener medicina en Calvillo no debe ser solo una nota simpática, sino una apuesta seria por democratizar el conocimiento y la salud.

Ahora bien, ojalá con la misma enjundia con la que se invierte en bailes, festivales y pachangas de tres días, se invirtiera en más aulas, laboratorios, bibliotecas y docentes bien pagados. Porque la educación también es fiesta, pero de las que duran toda la vida y no dejan cruda moral ni nota en la cuenta pública.

Pero dejemos a los futuros doctores en paz por un momento, porque la semana también nos regaló una postal digna de telenovela: resulta que Lula Reynoso, hermana del exgober Luis Armando, fue sorprendida haciendo fila para recibir su pensión del Bienestar. ¡Ah, caray!

Y uno que pensaba que la alta sociedad panista vivía de rentas y recuerdos, resulta que también se forma con su tarjetita y todo. Lo curioso —o divertido, según la ironía que maneje usted— es que el PAN antes se rasgaba las vestiduras por esas pensiones “populistas”, y ahora... pues parece que hasta las disfrutan. Total, coherencia es lo que sobra en la política, ¿verdad?

Claro, tampoco todos tienen la suerte de cobrar 70 mil pesotes mensuales como pensión, como cierto otro exgober (hola, MOS), que debe tener el mejor Afore del país... o el mejor padrón de amigos. Mientras tanto, millones de mexicanos sobreviven con tres mil pesitos mensuales que alcanzan apenas para las medicinas genéricas y un pan dulce del OXXO.

Lo irónico es que el gobierno federal está soltando cerca de 900 mil millones de pesos al año en becas, apoyos y pensiones, pero aquí en el Lunar Azul, como que nadie se entera. Será que no lo dicen, será que no les creen, o será que los voceros de la 4T están más ocupados organizando eventos con DJ y luces LED que en contarle a la gente que la lana sí llega.

Y mire, entre tanto ruido electoral, pleito de comadres políticas y tiktoks que duran más que la congruencia de algunos exfuncionarios, da gusto ver que la educación —pública o privada— siga abriéndose camino. Que haya más doctores, más enfermeras, más opciones para los jóvenes. Porque un país que invierte en libros y no solo en luces y tambores, siempre tiene más futuro que aquel que se la vive en la feria permanente.

Así que sí, celebremos la nueva escuela, aplaudamos a los estudiantes, brindemos por los maestros... y exijamos más presupuesto para la educación que para las fiestas. Porque las pachangas se acaban en tres días, pero una buena universidad dura generaciones.

Nos leemos en la próxima ronda de diagnósticos políticos.

Hasta aquí subió la roca.