Lunes 18 de Agosto de 2025 | Aguascalientes.

Baches, bandas y botellas: la otra infraestructura municipal

Sísifo | 05/08/2025 | 11:29

Porque tapar un hoyo en la calle no da likes… pero traer a la banda del momento, ¡eso sí llena la plaza y la caja chica!

Las quejas por los baches no se limitan a Aguascalientes capital; se extienden a la mayoría de los municipios y a buena parte de las carreteras estatales.

En muchos ayuntamientos, pareciera que la principal razón de ser de los alcaldes es organizar bailes, ferias y festivales. El Artículo 115 constitucional y sus obligaciones pueden esperar. Las áreas normativas carecen de supervisión; faltan reglamentos, mercados en orden, servicios públicos eficientes, protección civil funcional y demás. Lo único que parece importarles es decidir qué artista traerán para el próximo festejo. Quizá porque deja un buen “moche” con los promotores y es un tema opaco en su contratación. Y ni hablar de todo lo que se mueve alrededor de esos eventos: lo esencial del municipio queda en segundo plano.

Ejemplo: Jesús María. Calles sin asfaltar, sin alumbrado ni transporte público, altos índices de inseguridad… salir a la calle es un deporte de esquivar baches; caminar por la tarde-noche, un reto de supervivencia. Pero eso sí, rompiendo récord de asistencia en su foro cervecero, que bajo el pretexto de festividades religiosas y tradicionales, hoy ya poco tienen que ver con lo espiritual.

Ah, y hablando de religión: hace unos meses, en la Parroquia de Jesús Nazareno se organizó una rifa para recaudar fondos para remodelar el templo. La suerte quiso que el ganador del automóvil fuera nada menos que el presidente municipal de “Chuy María”. Los feligreses, ingenuos, creyeron que el alcalde lo donaría para hacer otra rifa. Pero no: se lo llevó, y además pidió que la noticia no trascendiera. Al menos, eso comentaron algunas señoras que colaboran en la iglesia.

Y podríamos seguir. Como aquel municipio donde, sin que la autoridad lo note —o no quiera notarlo—, se realizan campamentos “iniciáticos” que no son de superación personal como los de la secta NXIVM, sino centros de adiestramiento para jóvenes, algunos reclutados con engaños y otros quizá por hambre, al servicio del crimen organizado. En un pueblo chico, una actividad así es imposible que pase desapercibida… salvo que el alcalde esté demasiado ocupado eligiendo la cartelera de la próxima feria del Señor de las Angustias.

La crítica va dirigida a la célula más cercana e importante de la estructura de gobierno con la que cuenta el ciudadano: las presidencias municipales. Son los centros neurálgicos de la vida democrática del país. Las más de 2,400 administraciones locales representan, hoy por hoy, el eslabón más débil en esta lucha contra la corrupción y el crimen organizado. Ahí, a nivel municipal, se está librando la batalla más importante de México.

Ojalá lo entendieran… y que no tengan que esperar a que un “enjambre” venga a recordárselos.

Hasta aquí subió la roca.