Lunes 18 de Agosto de 2025 | Aguascalientes.

México entre la ultraderecha española y la MAGA gringa: la tentación del vasallaje

Ricardo Heredia Duarte | 30/07/2025 | 11:18

A lo largo de nuestra historia, México ha sabido resistir muchas formas de invasión. Unas con ejércitos, otras con tratados, otras, las más persistentes, con discursos y símbolos. Pero hoy enfrentamos una más sutil, más envolvente y peligrosa, una colonización ideológica, impulsada desde dos extremos del Atlántico que, aunque distintos en acento, comparten el mismo afán de restauración reaccionaria. Me refiero a la ultraderecha española de VOX y al movimiento MAGA que ha deformado el debate político en los Estados Unidos.

Y la preguntaes: ¿por qué una parte de nuestra clase política, mediática y empresarial decide alinearse con estos proyectos? ¿Qué vacío buscan llenar al abrazar ideologías extranjeras que ni entienden ni respetan la historia y realidad mexicana?

Octavio Paz, en El laberinto de la soledad, escribió: “La imitación no es sólo una forma de defensa, también es una forma de olvido.” Y eso parece estar ocurriendo. Incapaces de construir ideas propias, algunos sectores prefieren importar esquemas, repetir discursos de otros, copiar sus batallas como si fueran nuestras.Retirar estatuas.

Desde que senadores del PAN firmaron la “Carta de Madrid”, el manifiesto ideológico de VOX, se encendieron señales de alerta. No fue un gesto aislado. Fue una declaración de lealtades, nuestros aliados están allá, no aquí; nuestro enemigo es interno, no externo. La carta, envuelta en el lenguaje de la libertad y los valores occidentales, no es más que una pieza de propaganda para uniformar el pensamiento político de Iberoamérica en clave reaccionaria.

El fenómeno MAGA también ha contaminado el debate nacional. Ya no se trata solo de simpatías con Trump. Se ha reproducido su lógica donde se ve al Estado como enemigo, a la prensa como adversario y a los derechos civiles y humanos como amenaza. La política como espectáculo del odio. Lo más preocupante es que haya actores que, con total cálculo, lo usan como estrategia electoral, aun sabiendo el daño que provocan.

No estamos frente a conservadores en el sentido clásico. Estamos frente a operadores de una agenda externa. No buscan defender valores, sino restaurar privilegios. No les interesa México, sino el poder que pueden acumular repitiendo narrativas diseñadas fuera. En lugar de diagnóstico, consignas. En lugar de pensamiento, slogans. En lugar de visión, servidumbre.

¿Dónde quedó la derecha mexicana con sentido nacional? La que en sus orígenes, con figuras como Manuel Gómez Morin, Efraín González Luna,Aquiles Elorduy,Rafael Preciado Hernández o Carlos Castillo Peraza, que   buscaba un equilibrio entre tradición y modernidad, que defendía la soberanía económica, que hablaba de instituciones y que tenía una preocupación real por la ética pública. Esa derecha que, sin renunciar a sus convicciones, entendía que México no podía pensarse con recetas extranjeras ni desde intereses ajenos.

Hoy buena parte de ella actúa como filial de Madrid o de Washington, como caja de resonancia de think tanks que poco o nada conocen de nuestra realidad.Metidos en temas de corrupción inmobiliaria.

La historia enseña que cada vez que un grupo interno ha cedido ante intereses ajenos, el precio ha sido alto. Lo fue con Iturbide, con Santa Anna, con Maximiliano. Lo fue cuando se entregaron recursos estratégicos, cuando se gobernó desde el extranjero, cuando se decidió el destino de México sin los mexicanos.

Ese patrón reaparece, aunque con nuevo ropaje. Ya no se firma un tratado desigual, se firma una carta ideológica. Ademas de  pedir  intervención militar, se implora asesoría intelectual. Ya no se habla de “orden y progreso”, se habla de “libertad y propiedad”. Pero el fondo es el mismo, sumisión.

Ser patriota no es repetir símbolos, sino tener memoria. Y es, sobre todo, tener dignidad. La dignidad de pensar por uno mismo. De no permitir que el miedo dicte el rumbo. De entender que la libertad no se defiende desde Miami ni la civilización se exporta desde Madrid, sino que se construyen aquí, con nuestras contradicciones, nuestras luchas y nuestras ideas.

Paz escribió también que “El mexicano actual puede ser moderno, pero no occidental.” Y en esa frase está toda la complejidad que nuestra derecha parece no entender, la modernidad mexicana no pasa por imitar modelos ajenos, sino por afirmarse con autonomía.

México no necesita tutores. Necesita claridad. No necesita salvadores, necesita instituciones sólidas. No necesita nostalgia, necesita horizonte. Porque cuando se abandona el pensamiento propio para convertirse en eco ajeno, ya no se es conservador, tan solo se aspira a ser colonial.

Y en tiempos donde muchos se arrodillan de manera voluntaria, conviene recordar una verdad simple, dicha por Lázaro Cárdenas, sin estridencia, pero con firmeza :

“Gobernar es ejercer la soberanía con dignidad. Quien no es capaz de defenderla, no merece ejercerla.”