Domingo 17 de Agosto de 2025 | Aguascalientes.

De rodillas…

Sísifo | 30/07/2025 | 11:17

El día de ayer, la Gober —con voz firme y gesto ensayado— soltó en el evento de migrantes una frase que seguramente soñó se volvería trending topic:

“Es mejor tener arrodillados a los criminales que arrodillarnos ante ellos.”

Y remató con broche de bronce: “El Gobierno del Estado tiene la tecnología suficiente para saber lo que pasa, aunque estén en la sierra.”

Ah, qué maravilla. Tecnología de punta, inteligencia ubicua y voluntad férrea... hasta que te das cuenta de que, para atrapar un narco campamento entero con 27 detenidos, primero tuvieron que dejar que creciera como pastizal en primavera.
Porque si en efecto contamos con tanta tecnología, ¿cómo es que nadie detectó antes el campamento? ¿Estaba en modo invisible? ¿O la inteligencia estatal andaba de vacaciones en algún viñedo “familiar”?

No nos hagamos. Cuando se habla de crimen organizado, incluyendo al que actua desde los gobiernos, lo que ha probado resultados —en todas partes del mundo menos aquí— es una vieja y eficaz consigna: Follow the money.

Porque los tentáculos del narco no sólo se extienden por los cerros; también florecen en el corazón de la ciudad, disfrazados de “emprendedores” que de la noche a la mañana abren gasolineras, negocios millonarios y tiendas de paso donde el efectivo fluye con la alegría de una quincena bien servida.

Y claro, no faltan los funcionarios que hace unos años andaban con CV en mano, rogando una chambita para “ajustar pa’l chivo”, y hoy son flamantes socios de clubes de golf, dueños de casas que cuestan lo que diez vidas laborales de un burócrata promedio. Sus hijos, por supuesto, asisten a colegios donde el uniforme cuesta más que el aguinaldo de medio gabinete. ¿Y nos preguntamos todavía por qué hay impunidad?

Pero volvamos al discurso. La gobernadora se ve resuelta, incluso convincente en su speech de esta ocasion. Ojalá esa energía le alcance no sólo para aplaudir los operativos de la Federación —porque sí, fue el Ejército quien desmanteló el campamento, no el radar local—, sino también para meter mano en su propia casa. Porque si tiene tanta tecnología, quizá le pueda pasar un cable a la presidenta Sheinbaum para detectar las redes de corrupción federal. Digo, por ayudar.

La realidad es clara: cuando hay voluntad, se puede. Lo que no hay, muchas veces, es valor. Y aquí viene la parte incómoda de la metáfora de “buenos contra malos”:

¿Realmente estos 27 jóvenes capturados son los “malos”? ¿Saben siquiera la magnitud de sus actos? ¿O son, como muchas veces, carne de cañón —desconectados de sus familias, enganchados por miserias y promesas vacías? Para muchas madres buscadoras, lo mejor es que sus hijos al menos estén detenidos… y no en una fosa.

Y mientras tanto, los verdaderos capos —los que no usan cuernos de chivo, sino trajes de diseñador y camisas bien planchadas— se sientan a negociar con funcionarios y empresarios, planificando bailes, obras, licitaciones, inversiones “blancas” que lavan lo negro.

Ahí está el verdadero poder. No en la sierra, sino en el brindis.

Porque, como dicen, las palabras convencen… pero los ejemplos arrastran. ¿Y cuándo veremos el primer ejemplo arrastrado por el combate a la corrupción? Porque cada sexenio, cada trienio, cada legislatura, trae su propio brote de nuevos ricos.

Y si quiere pruebas, nomás revise la nómina: en ciertas administraciones, hasta las muchachas del aseo de las casas de los funcionarios cobran en el gobierno. Tal cual.

Hasta aquí subió la roca.