Domingo 17 de Agosto de 2025 | Aguascalientes.

El fuego y el castigo

Ikuaclanetzi Cardona | Plano Informativo | 28/07/2025 | 11:26

Prometeo no robó el fuego para sí. Lo hizo para otros. Desafió a los dioses, llevó la luz a los humanos, y a cambio fue encadenado, condenado a ver cómo cada día una criatura le devoraba las entrañas. A eso se reduce su mito. Un castigo eterno por alumbrar donde querían oscuridad.

El sábado 26 de julio, Aguascalientes ardió. No en sentido figurado, no como metáfora, sino literalmente. Vehículos incendiados en diversos puntos del estado. Tiendas Oxxo en llamas. Narcorretenes con ponchallantas en la carretera 45 Norte. Un camión del transporte público “YoVoy” ardiendo frente al campus sur de la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Dos cuerpos calcinados en un camino de terracería. Un narcolaboratorio asegurado en Rincón de Romos. Dieciocho personas detenidas. Zacatecas blindando su frontera. La violencia atravesó al estado como una descarga eléctrica; súbita, brutal, sin precedentes.

Y mientras eso ocurría, las colectivas que defienden el agua y el territorio suspendieron su protesta en la Plaza de la Patria por razones de seguridad. Porque incluso la resistencia sabe cuándo retirarse para no ser devorada.

Hay quienes alertan, documentan, graban, escriben. Hay quienes -como Prometeo- insisten en traer la luz aunque les cueste caro. Porque la impunidad florece en la sombra, y el poder necesita oscuridad para operar sin testigos. El problema no es solo lo que ocurrió este sábado, sino lo que venía ocurriendo en voz baja. La negación institucional, la repetida afirmación de que “aquí no pasa nada”.

Y sin embargo pasó.

A los que insisten en nombrarlo no se les escucha. Se les corrige. Se les ridiculiza. Se les aísla. Porque si lo que dicen es verdad, entonces habría que mover estructuras, asumir responsabilidades, reconocer que el fuego no se robó. Se encendió por sí solo porque todo estaba ya lleno de gasolina.

Hoy como ayer, el castigo no es por mentir, sino por decirlo. No por encender la llama, sino por no apagarla a tiempo.

Pero hay cosas que, una vez incendiadas, ya no vuelven al silencio. Porque el fuego de Prometeo no es solo calor. Es testimonio. Y si algo ha quedado claro después de este sábado, es que Aguascalientes ha cruzado una línea.

No se trata de gritar. Se trata de mirar. Y decidir si preferimos vivir bajo la ceniza o hacer algo mientras todavía hay luz.