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Encopresis: cuando el menor tiene dificultad para controlar los esfínteres

La mayor parte de los niños y niñas están preparados para el control de esfínteres entre los 24 y los 30 meses.

La mayor parte de los niños y niñas están preparados para el control de esfinteres entre los 24 y los 30 meses. Pero cuando un menor, a partir de los 4 años, no puede tener control fecal se considera encopresis, una alteración mucho menos común que la enuresis o falta de retención de la orina, según la Asociación Española de Psiquiatría Infanto-Juvenil.   La encopresis es la evacuación de heces, de consistencia normal o anormal, de forma repetida, involuntaria o voluntaria, en lugares no apropiados para este propósito (incluida la ropa interior), no debida a trastornos somáticos.   Se considera primaria cuando aparece después de que el niño haya cumplido los 4 años, sin haber tenido control fecal de por lo menos un año y secundaria cuando ha sido precedida de un período de continencia fecal al menos de un año, y se da entre los 4 y los 8 años.     Síntomas de la encopresis   Según la Clínica Mayo, la encopresis suele manifestarse con una serie de signos que pueden pasar desapercibidos o confundirse con otros trastornos. Entre los más comunes se encuentran:   Pérdidas de heces, a menudo líquidas, en la ropa interior, lo que puede confundirse con diarrea. Estreñimiento persistente, con deposiciones secas y compactas. Expulsión de heces de gran tamaño que pueden llegar a obstruir el inodoro. Evitación deliberada de la evacuación intestinal. Intervalos prolongados entre una deposición y otra. Dolor abdominal frecuente y pérdida de apetito. Episodios de enuresis, tanto diurna como nocturna. Infecciones urinarias recurrentes, especialmente en niñas. Causas médicas y psicológicas de la encopresis Estreñimiento crónico   La causa más común es el estreñimiento prolongado. Las heces se vuelven duras y difíciles de expulsar, lo que provoca dolor al defecar. Como consecuencia, muchos niños evitan ir al baño, agravando la retención y generando un círculo vicioso. Con el tiempo, según la Clínica Mayo, el colon se dilata, pierde sensibilidad y puede permitir el paso involuntario de heces blandas o líquidas.     Entre los factores que favorecen el estreñimiento se encuentran:   Retención voluntaria por miedo o incomodidad. Falta de interrupción de actividades lúdicas. Dieta baja en fibra. Ingesta insuficiente de líquidos. Consumo elevado de leche de vaca o intolerancia, aunque no hay consenso científico al respecto. Factores emocionales   El componente psicológico también desempeña un papel importante. Según la Clínica Mayo, la encopresis puede surgir tras:   Un aprendizaje precoz, forzado o conflictivo para ir al baño. Cambios vitales como inicio escolar, mudanzas o alteraciones en la rutina. Situaciones estresantes, como separaciones familiares o la llegada de un hermano.     Factores de riesgo   Aunque puede afectar a cualquier menor, la encopresis es más frecuente en varones. Otros factores de riesgo incluyen:   Medicación que favorece el estreñimiento. Trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH). Trastornos del espectro autista. Ansiedad o cuadros depresivos. Prevención de la encopresis   Algunas estrategias pueden ayudar a prevenir este trastorno, según la Clínica Mayo:   Evitar el estreñimiento: Promover una dieta equilibrada, rica en fibra, y fomentar la hidratación. Aprendizaje saludable del uso del baño: Esperar a que el menor esté preparado y utilizar técnicas positivas sin presiones. Tratamiento precoz: Un abordaje médico y psicológico temprano puede prevenir secuelas y mejorar la calidad de vida. Las revisiones periódicas permiten ajustar el tratamiento si fuera necesario.  
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