Domingo 17 de Agosto de 2025 | Aguascalientes.

Chicharito y la Masculinidad en crisis

Gwendolyne Negrete Sánchez | 21/07/2025 | 11:30

La controversia desatada por Javier “Chicharito” Hernández en los últimos días nos ofrece un caso de estudio perfecto sobre cómo se articulan las estructuras patriarcales en el siglo XXI. Más allá del escándalo mediático, sus declaraciones revelan intersecciones complejas entre masculinidad hegemónica, clase social, influencia mediática y la reacción conservadora contra los avances feministas.
 
El discurso de la “masculinidad en crisis”
 
Los comentarios del futbolista no surgieron en el vacío. Sus frases “¿quieres a un hombre proveedor, pero para ti limpiar es opresión patriarcal? Interesante” y “Mujeres, están fracasando, están erradicando la masculinidad haciendo a la sociedad hipersensible” forman parte de un discurso más amplio que presenta a las masculinidades tradicionales como víctimas de una supuesta “guerra de géneros”.
Esta narrativa, popularizada por figuras como Jordan Peterson o Andrew Tate, encuentra en deportistas y celebridades nuevos voceros. El privilegio de clase y la plataforma mediática de Chicharito amplifican un mensaje que, vestido de “desarrollo personal”, perpetúa estereotipos de género profundamente regresivos.
En un país como México —y de forma aún más marcada en estados como Aguascalientes—, donde el salario mínimo y los sueldos en general no cubren el costo real de vida, las mujeres han demostrado una resistencia y presencia activa en la fuerza laboral que sostiene silenciosamente la economía doméstica y comunitaria.
 
Realidades económicas y contexto estructural
 
En 2025, el salario mínimo general en México ronda los $248.93 pesos diarios (alrededor de $7,500 pesos mensuales en jornada completa). En Aguascalientes, aunque hay un “cierto desarrollo industrial”, los empleos que más contratan mujeres —como la maquila, el comercio informal, los servicios y el trabajo doméstico— suelen ofrecer sueldos precarios, sin seguridad social y con horarios extendido.
 
Las mujeres como jefas de familia
1. Trabajo doble y triple jornada:
Las mujeres jefas de familia suelen combinar:
Empleo formal o informal.
Tareas domésticas.
Cuidado de hijas/os, personas mayores o con discapacidad.
2. Emprendimiento informal:
Muchas recurren a actividades como:
Venta de comida desde casa o en tianguis.
Catálogos, maquillaje, costura, manualidades.
Reparto, limpieza por horas, o trabajos de plataforma sin prestaciones.
3. Redes solidarias:
En barrios populares, es común que las mujeres formen redes entre vecinas, se turnen para el cuidado de menores, intercambien productos o servicios, o colaboren en colectas escolares, lo cual sostiene su economía emocional y práctica.
 
Las mujeres casadas o en unión libre
 
Incluso cuando hay un hombre proveedor, la mayoría de las mujeres no pueden darse el “lujo” de no trabajar:
1. Ingreso complementario necesario:
Aunque el hombre trabaje en planta, fábrica o construcción, el sueldo no alcanza para renta, comida, útiles, transporte, salud, por lo que las mujeres buscan generar un ingreso extra.
2. Violencia económica:
En muchas relaciones, el ingreso del varón no se comparte equitativamente. Esto obliga a la mujer a buscar su autonomía económica, aunque trabaje más horas que él y gane menos.
3. Trabajo doméstico invisible:
Aunque no haya ingreso monetario directo, su labor sostiene la reproducción del trabajador: cocinan, limpian, cuidan a quien sí gana un sueldo, lo cual es una aportación clave y no reconocida al PIB.
 
 
La instrumentalización de lo “espiritual”
 
Particularmente preocupante es cuando Chicharito  enfatiza en su discurso “Encarnen su energía femenina cuidando, nutriendo, recibiendo, multiplicando, limpiando, sosteniendo el hogar” utiliza un lenguaje pseudo espiritual para naturalizar la división sexual del trabajo. Esta estrategia discursiva es especialmente insidiosa porque presenta la subordinación femenina como una elección “auténtica” y “natural”, ocultando las estructuras de poder que la sostienen.
La apropiación de conceptos como “energía femenina” para reforzar roles tradicionales evidencia cómo el patriarcado se adapta y utiliza incluso el lenguaje de la liberación personal para perpetuar la opresión.
 
 Las reacciones: un mapa de las tensiones sociales
 
El análisis de las interacciones en redes sociales revela fracturas profundas en la sociedad mexicana. Las acusaciones de “reproducir discursos simplistas” y “cuestionar el feminismo desde la ignorancia” contrastan con sectores que celebran estas declaraciones como “valentía” para decir “verdades incómodas”.
Las comparaciones con influencers como “El Temach” no son casuales. Reflejan la emergencia de una “masculinósfera” hispanohablante que encuentra en figuras del entretenimiento y el deporte nuevos referentes para la reacción antifeminista.
 
El peso de la influencia mediática
 
Como figura pública, debe darse cuenta de la responsabilidad y el impacto de sus palabras, su mensaje puede tener consecuencias entre sus millones de seguidores, especialmente preocupante cuando consideramos que gran parte de su audiencia son jóvenes en formación. La intersección entre fama deportiva y autoridad moral otorga a estas declaraciones un peso que trasciende lo meramente opinático.
Las declaraciones de Chicharito trascienden la simple opinión personal: se convierten en representaciones de género con impacto social. Al insistir en roles tradicionales y reducir la experiencia femenina al hogar, sus palabras retroceden en la lucha por la equidad. Afortunadamente, la respuesta desde el feminismo, los colectivos digitales y figuras públicas ha sido firme, clara y con voces que exigen responsabilidad y sanción.
En tiempos donde el deporte y el activismo social convergen, podemos exigir más que reflexiones superficiales: necesitamos intenciones conscientes, críticas estructurales y acciones reales para que el deporte sea motor de cambio, no de retroceso.
 
 
Ellas responden: entre la indignación y la pedagogía
 
Las reacciones feministas han oscilado entre la indignación justificada y los intentos pedagógicos de deconstruir estos discursos. “Si el Chicharito tuviera conocimientos reales sobre las relaciones y sobre la feminidad, no necesitaría estar contratando prostitutas ni estaría divorciado” refleja cómo parte de la respuesta ha optado por señalar las contradicciones entre el discurso y la vida personal del futbolista.
Sin embargo, este enfoque, aunque comprensible, puede desviar la atención del problema estructural hacia lo individual, perdiendo la oportunidad de analizar cómo estos discursos operan independientemente de quién los articula.
 
Intersecciones de clase y género.
 
No podemos ignorar que estas declaraciones provienen de alguien con enorme privilegio económico. La posición de Chicharito le permite sostener discursos sobre “provisión masculina” desde una realidad donde no experimenta las presiones económicas que enfrentan millones de hombres mexicanos. Esta intersección de clase y género hace que sus propuestas de “roles tradicionales” sean especialmente desconectadas de la realidad social.
 
El patriarcado como sistema adaptativo
 
El caso Chicharito nos recuerda que el patriarcado no es un sistema estático. Se adapta, muta y encuentra nuevas formas de legitimación. Cuando el discurso abiertamente machista pierde efectividad, emerge disfrazado de desarrollo personal, espiritualidad o “sabiduría ancestral”.
Las mujeres enfrentamos el desafío de responder no solo a las manifestaciones obvias del sexismo, sino también a estas versiones aparentemente sofisticadas que utilizan el lenguaje de la elección personal y el crecimiento espiritual para perpetuar la desigualdad.
 
La controversia trasciende a un futbolista y sus opiniones. Nos confronta con la necesidad urgente de desarrollar herramientas analíticas que nos permitan desmantelar estos discursos híbridos que combinan privilegio masculino, autoridad mediática y narrativas pseudo emancipadoras. Porque así podemos construir respuestas feministas que vayan más allá de solo la reacción inmediata sino que contribuyan a transformaciones estructurales profundas. Porque, al final, el problema no es Chicharito: es el sistema que le otorga plataforma, legitimidad y audiencia para estos discursos regresivos.