Domingo 17 de Agosto de 2025 | Aguascalientes.

Esperanza sin optimismo

Dr. Mauricio López | 18/07/2025 | 13:49

Vivimos días en que el optimismo parece una burla.
En que los discursos motivacionales suenan vacíos frente a las violencias cotidianas.
 
En que la esperanza se vuelve sospechosa, como si fuera ingenuidad.
 
Y, sin embargo, necesitamos seguir. No desde una mirada color de rosa, sino desde una esperanza crítica, esa que, como dice Terry Eagleton, “no requiere necesariamente de optimismo”.
 
El sociólogo británico, en su libro Esperanza sin optimismo (Editorial Taurus), nos recuerda que el optimismo parte de la suposición de que todo saldrá bien… mientras que la esperanza es una apuesta más audaz: confía y se mueve, incluso cuando no hay garantías.
 
La esperanza como la que sostuvo a los pueblos latinoamericanos a lo largo de dictaduras, desigualdades y saqueos no es una emoción pasajera. Es una decisión política, ética, existencial.
 
Hoy, en México y en América Latina, necesitamos una esperanza sin anestesia.
Una esperanza que no niegue la corrupción, la violencia, la impunidad… pero que tampoco se rinda a la desesperanza cínica.
 
Una esperanza que se traduzca en acciones pequeñas, en resistencias cotidianas, en redes de cuidado mutuo, en comunidades que aún creen que lo común vale más que lo privado.
 
Porque la esperanza bien entendida no es un refugio escapista, sino un impulso hacia el porvenir. No nos pide que finjamos alegría, sino que sostengamos el deseo de transformación, incluso cuando el presente nos golpea.
 
Quizá por eso, decía Ernst Bloch, la esperanza es la categoría central del pensamiento revolucionario. Y quizá por eso, los pueblos que han sufrido más son también los que conservan gestos de ternura, de lucha y de memoria.
 
Hoy más que nunca, no nos hace falta optimismo.
Nos hace falta esperanza con conciencia.
Una esperanza que no abandone la crítica, que no pacte con la mentira, y que nos recuerde a pesar de todo que otra vida sigue siendo posible.