Buen jueves a nuestros estimados amigos y fieles lectores —que no es por presumir, pero cada día son más—. Volvemos a este espacio donde desmenuzamos las entrañas, a veces retorcidas, de la política hidrocálida. Y no, no porque esta columna se llame Lunar Azul vamos a centrarnos solo en los pitufos, ni a dejar de lado a los guindas —que, por cierto, andan más perdidos que nunca—, ni mucho menos a los tricolores, que aunque en vías de extinción, todavía respiran… algunos incluso bajo la sombra de su más leal aliado: la nómina en Banorte. Todo, claro está, bajo ese sol amarillo bilis que tanto gusta en estas tierras.
Así que, agradecido siempre por su tiempo y por leer estas humildes letras, vámonos al tema que nos ocupa.
Desde hace tiempo se rumora que el rancho arde. Y es que en el feudo azul, nuestro último gran héroe y otrora fantástico —de película millonaria pero de política flaca— parece que anda esperando un adelantito de Navidad. Porque eso que llaman la llenadera, tan buscada y nunca hallada, sigue sin hacerle justicia. Siempre haciendo maromas y piruetas para escalar posiciones o cobrar favores, nuestro bien llamado Arcángel de la Nación —que dice estar retirado, pero sigue más metido que nunca— ya no sabe ni qué incendio provocar ni qué alianza inventar.
Dicen, y dicen bien, que anda jugando a tres bandas: la primera, con el exgobernador —ese que coquetea desde su sexenio con Morena— y con su socia de otras contiendas, la siempre inquieta maestra, hoy senadora, Nora. La otra banda, con los pleitos que atañen a la gobernadora y, claro, con las aspiraciones del felino alcalde. Todo en busca de acomodar a su cachorro predilecto para el 2027.
Pero las cosas no pintan bien: en los pasillos del poder se murmura que su visita a Palacio Mayor ya no es bienvenida, al grado que hasta un cartelito de persona non grata le habrían colocado. Si eso es cierto, más le vale ir remojando las barbas… y el bigote de candado. Porque la caída del poder, esa sí que es inevitable. Y peor es la cruda política, querido arcángel: es de sabios reconocer cuándo uno ya no juega en el tablero grande.
Por otro lado, quien anda más contento que niño con juguete nuevo es el señor del moño, al que un periodista —de esos que hablan con acento español— casi casi obligó a ser mencionado por el senador del pueblo. Lo que tal vez este periodista no sabe es que, en política, el pasado pesa… y no se borra con un acento extranjero ni con frases prefabricadas. Porque una cosa es repetir y comprar discursos, y otra, muy distinta, es tener creatividad y tino.
Por otro lado la comidilla de la semana ha sido el viaje de placer a la ciudad del amor de cuatro regidores de nuestro ayuntamiento capital, de los cuales —hasta este periplo— nadie sabía de su existencia. Y pues sí, que cada día empiezan a salir más detalles del caro viaje de placer que se chutaron los regidores con cargo al erario.
Sin duda, un viaje a París nunca habrá que despreciarlo… pero siempre y cuando los gastos salgan de nuestro bolsillo y no del de los contribuyentes. Entre las obligaciones de pagar un servicio que nunca se ha prestado —como el de Next Energy— y estos viajecitos que ahora sí “carísimos de París”, a no ser que nuestros hasta hoy fantasmas regidores hayan ido a la tierra de Macron a buscar la luz que aquí nada más ese parque fotovoltaico, por el que hemos pagado millones, nunca nos ha alumbrado. Quiza por eso el municipio no tiene recursos para tapar tanto bache que hay por la ciudad.
Esperemos tengan la decencia de regresar los recursos que utilizaron —al menos uno de ellos— para pedirle matrimonio a su prometida, según cuentan las lenguas viperinas.
Para cerrar, pues que ayer también salió la Gober a hacer un llamado a los suspirinos al ‘27, de que no coman ansias, se apacigüen y se pongan a trabajar en sus actuales responsabilidades. Pero, de entrada, ninguno de los aspirinos a la gubernatura son sus empleados —al menos en la formalidad—, así que no se entiende a quiénes iría dirigido ese llamado.
Y como dice el dicho, el ejemplo arrastra: ¿Cómo pedirles que se estén quietos cuando ella se la pasó, en su periodo de alcaldesa por dos periodos, en campaña permanente por la gubernatura? Lo que incluso le valió más de un desencuentro con quien en esos años despachaba en el palacio de al lado.
Así que, sin duda, tiene razón al llamar a dar resultados a los funcionarios que hoy cobran del erario y a concentrarse en sus labores. Pero será imposible si ya el paradigma impuesto por ella misma en las aguascachondas es que el que no se mueve ni se promociona… no sale en la boleta.
Que no decaiga el empuje… porque en la política local, hay que seguirla empujando… aunque algunos ya solo la pateen cuesta abajo.
Hasta aquí subió la roca.
