Por Dr. José Antonio Quintero Contreras – Ex Secretario Técnico de la Comisión de Recursos Hidráulicos del Senado de la República y Ex Director General del OCPN Conagua.
Mientras se promueve el supuesto éxito de los programas de “bombardeo de nubes” como si fueran la solución mágica a la sequía, los datos duros del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) y la Comisión Nacional del Agua (Conagua) cuentan una historia muy diferente: ha sido el Monzón Mexicano, y no la modificación artificial del clima, el verdadero protagonista en la recuperación hídrica del país, particularmente en el norte de México.
Desde mediados de junio y durante el mes de julio de 2025, el Monzón ha traído lluvias intensas, generalizadas y con patrones perfectamente naturales que están aliviando una de las sequías más prolongadas de los últimos años.
De acuerdo con el Monitor de Sequía de Conagua, en tan solo dos semanas —del 15 al 30 de junio— la superficie del país con algún grado de sequía (de moderada a excepcional) se redujo de 40.3?% a 21.8?%. Esta disminución del 18.5?% se debe, según los informes oficiales, a la presencia de ciclones tropicales, vaguadas y principalmente a la activación del Monzón Mexicano, que aportó lluvias intensas en el noroeste del país.
En paralelo, el 36.2?% del territorio nacional sigue en condiciones anormalmente secas, lo que representa una mejora respecto a las cifras de mayo, donde más del 54?% del país estaba bajo algún nivel de sequía.
Sinaloa: de la sequía extrema a la recuperación
En el caso de Sinaloa, uno de los estados más castigados por la falta de agua en años recientes, los datos muestran un cambio sustancial. Al 30 de junio de 2025:
• 6.4?% del territorio sinaloense ya no presenta afectación
• 36.4?% está clasificado como “anormalmente seco” (D0)
• 32.2?% con sequía severa (D2)
• 18.7?% con sequía moderada (D1)
• 6.3?% con sequía extrema (D3)
Destaca que ningún municipio de Sinaloa mantiene ya la clasificación de sequía excepcional (D4), categoría que en abril y mayo de este mismo año afectaba a zonas como Culiacán y el norte del estado.
Doce municipios aún presentan condiciones de sequía en distintos niveles:
• Sequía extrema (D3): Ahome, El Fuerte, Sinaloa, Guasave
• Sequía severa (D2): Culiacán, Badiraguato, Choix, Mocorito
• Sequía moderada (D1): Mazatlán, San Ignacio, Salvador Alvarado, Navolato
Sin embargo, el avance es claro. Las lluvias asociadas al monzón han recargado ríos, presas y mantos freáticos, permitiendo una reactivación agrícola progresiva en los valles centrales y del norte.
El Monzón Mexicano: un fenómeno natural comprobado
El Monzón Mexicano es un fenómeno meteorológico estacional que, entre los meses de junio y septiembre, canaliza humedad desde el Pacífico y el Golfo de California hacia el norte del país. Según el SMN, este fenómeno aporta más del 60?% de la lluvia anual en entidades como Sonora, Sinaloa, Durango y Chihuahua.
Tan solo en junio, la lluvia acumulada en regiones del noroeste osciló entre 250 y 400?mm, lo que ha sido clave para revertir los efectos acumulados de tres años consecutivos de sequía severa. Este patrón de precipitaciones coincide con la climatología esperada del monzón y no con eventos provocados artificialmente.
Ante el éxito evidente del monzón, resulta impreciso atribuir la recuperación hídrica a las técnicas de “estimulación de lluvias” o bombardeo de nubes con yoduro de plata, cuyos resultados no han sido científicamente comprobados de manera consistente.
La propia Conagua ha señalado que estos métodos no garantizan lluvia suficiente, ya que dependen de la presencia previa de nubosidad activa y condiciones atmosféricas específicas. Además, los programas de modificación climática representan una mínima fracción del volumen de lluvia registrado y, en muchos casos, ni siquiera coinciden espacial o temporalmente con los eventos lluviosos.
Por ello, es fundamental subrayar que las decisiones en política hídrica deben basarse en evidencia técnica, no en percepciones ni discursos imprecisos. El Monzón Mexicano está cumpliendo su función histórica de aportar humedad a la región, mientras que el bombardeo de nubes, más que una solución estructural, sigue siendo un experimento de eficacia limitada.
El verano del 2025 nos está ofreciendo una lección valiosa: la naturaleza tiene sus propios mecanismos de compensación, y el Monzón Mexicano es uno de ellos. Su llegada oportuna ha aliviado la sequía, ha revitalizado al campo y ha devuelto esperanza a productores que vivían al borde del colapso hídrico. Como ya lo he mencionado en ocasiones anteriores, es momento de invertir en infraestructura para captación de agua, fortalecimiento de presas, y políticas de uso eficiente, más que en iniciativas costosas sin base científica sólida.
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