Domingo 17 de Agosto de 2025 | Aguascalientes.

Nunca te olvides de agradecer

P. Rodrigo Macías Mora | 11/07/2025 | 16:23

El evangelio de san Lucas nos relata que Jesús al encontrarse con diez leprosos les sana. Que una persona tuviera la enfermedad de la lepra no implicaba únicamente una situación somática, sino una situación que le hacía vivir completamente excluido del ambiente social y familiar. 
Los leprosos no podían vivir dentro de las ciudades y por obvias razones tampoco les estaba permitido interactuar con las personas. A nivel religioso quien padecía lepra era una persona pecadora. En algunos casos, padecer lepra era visto como una consecuencia del pecado de los padres. 
Estas pocas líneas nos permiten delinear de manera escueta la situación social y religiosa de quienes padecían esta enfermedad.
Jesús, que siempre tuvo una opción por las periferias existenciales del ser humano, supo hacerse el encontradizo ante las personas que padecían la lepra. A diferencia de tantos, Jesús no tuvo miedo de hablar con ellos, seguramente los leprosos no sólo le expresaron el dolor físico causado por las lesiones de su piel, sino que en Jesús encontraron a una persona capaz de escucharles con empatía y sin la carga de prejuicios que muchos tenían sobre ellos.
En uno de los varios encuentros que Jesús tuvo con leprosos san Lucas nos dice que un grupo de diez se toparon con Él. Jesús los curó, el milagro fue obrado por Jesús para este grupo de diez personas. Su curación les posibilitaba la oportunidad de reencontrarse con los suyos, volver a su casa y ocupaciones de antes. 
Sin embargo de los diez que Jesús curó sólo uno regresó a agradecerle. ¿Dónde están los otros nueve? Pregunta Jesús a aquella persona recien curada por Él. Siguiendo la narración del evangelio los otros nueve nunca llegaron.
El prefacio IV de la misa dice: “aunque nuestras bendiciones no aumentan tu gloria es bien nuestro ser agradecido”. En resumidas cuentas, a Dios no le agregamos ni le quitamos nada siendo agradecidos, Él sigue siendo Dios. Pero es a nosotros a los que nos viene bien ser agradecidos con Él. 
La gratitud no es una virtud que se improvisa. No podemos ser agradecidos con Dios, si entre nosotros no somos agradecidos. Nunca nos olvidemos de agradecer, incluso los pequeños detalles, aquellas cosas que damos por hecho. Como bien lo enseña el apóstol san Pablo: ¿qué tienes que no hayas recibido? 
Ser agradecido hace de nuestro mundo un lugar en el que cosas complicadas pueden ser digeridas de una mejor manera. Ser agradecido siempre será una oportunidad de ensanchar nuestro propio corazón. Optar por la gratitud es un freno contra la tentación del individualismo que nos hace pensar no necesitamos de los demás.
Todos los días Jesús sale a nuestro encuentro en las personas, en la vida de todos los días.Que cada uno de nosotros siempre podamos responder a su presencia desde la gratitud de nuestro corazón.
Feliz domingo a todos