Lunes 18 de Agosto de 2025 | Aguascalientes.

De Zorros, 'porros' y cofradías

Sísifo | 30/06/2025 | 11:57

???? El regreso del Zorro... pero ya sin botas
 
Buen inicio de semana, estimados lectores de esta columna irónica, posmoderna y de humor ácido. La gira del recuerdo político nos trajo de vuelta al expresidente Vicente Fox. Sí, ese mismo que Zedillo usó como ariete para sacar al PRI de Los Pinos, pero que terminó sacando al país del ideal democrático... y metiéndolo en una historia de toallas finas, hijastros multimillonarios y súplicas por una pensión que no alcanzaba ni para el rancho.
La “transición democrática” acabó siendo una comedia cara, con final deprimente. Fox, más que expresidente, parece hoy un influencer de la cannabis, empeñado en legalizar la mota para compensar lo que no logró con el país. Afortunadamente –para él o para nosotros, según el punto de vista– tampoco fue exitoso en ese rubro empresarial.
 
¿Legalización o distracción?
 
Hoy Fox se pasea dando consejos y sacando selfies, pero en su visita reciente dejó más anécdotas que ideas. Quizá habría sido más útil si se sentaba con los aspirantes a enseñarle a construir redes como sus míticos "Amigos de Fox" –Korrodí incluido–, para apuntalar proyectos políticos más sólidos que la nube de humo que hoy lo rodea.
A estas alturas, Fox parece más un personaje extraviado en su propio rancho, conduciendo sin rumbo, acaso mareado por el toloache que la chaparrita zamorana –esa sí astuta– le dio hace años.
 
Un senador, un salón... y la tercera es la vencida (¿ahora sí?)
 
En ese mismo tenor nostálgico, el “senador de la gente” organizó un convivio con cercanos, donde volvió a prometer que ahora sí: 2027 es suyo, y que esta vez nadie lo bajará de la carrera por la gubernatura de Aguascalientes.
Quienes aún le creen –muchos con fe, otros con resignación– le imploran que, si otra vez va a bajarse del barco, al menos lo haga con dignidad, no apagando el celular y escondiéndose tras la cortina como en campañas anteriores.
Podría aprenderle algo a quienes ya se han fajado bien el pantalón: la señora de Valle de Bravo o el de Santa María de los Ángeles. Y si en esta ocasión tu partido te cierra la puerta, siempre hay otro dispuesto a prestarte la lona.
Y es que si el PAN lo margina, otros partidos ya sacan cuentas. El capital político, aunque volátil, sigue pesando si viene acompañado de transparencia. Lo que falta es decisión. ¿Será que prefiere la comodidad de lo conocido, o se atreverá a ir por lo que pudo ser y no ha sido?
 
 
Minorías que censuran, mayorías que callan
 
Y ya que andamos hablando de elecciones futuras, no se puede dejar fuera la tendencia peligrosa que hoy corre por el país: la censura disfrazada de progresismo. Minorías extremas han ganado terreno en la agenda mediática y ahora, paradójicamente, ser católico, heterosexual y decirlo en voz alta es un acto de resistencia, casi de rebeldía.
No se trata de atacar derechos, sino de cuestionar cómo el discurso woke ha pasado de exigir tolerancia a imponerla a la fuerza. Hoy, cuestionar el activismo de ciertos colectivos o señalar los excesos de quienes gobiernan bajo su bandera puede costarte el trabajo, la reputación, o la voz.
El verdadero peligro está en que, desde el poder, la censura se aplica selectivamente, protegiendo a unos y castigando a otros. Como dijo el clásico: "Nadie sabe para quién trabaja". Y si seguimos así, no nos extrañe que el 2027 se convierta en el año de la revancha conservadora. Ya ha pasado en otras latitudes.
 
Epílogo guadalupano
 
Quienes hoy pretenden asfixiar el libre pensamiento en nombre de la corrección política deberían recordar que el valiente vive hasta que el cobarde quiere. Las cofradías que hoy mandan con mano de hierro bajo el disfraz de la inclusión están sembrando una polarización que puede explotarles en la cara.
Y es que, en política como en la vida, con la vara que midas, serás medido. Y vaya que aquí todos cargan su propia vara.
 
Hasta aquí subió la roca.