Lunes 18 de Agosto de 2025 | Aguascalientes.

La paciencia de Trump: ¿al límite?

Pia Taracena Gout | 25/06/2025 | 11:54

En estos días lluviosos de junio, hemos presenciado una muy interesante forma del presidente Trump de "tratar de resolver" los conflictos internacionales, en este caso uno en concreto, la llamada guerra de 12 días entre Israel e Irán.
El pasado 13 de junio, Israel empezó una serie de ataques sobre Irán, bajo una operación llamada León Naciente que tiene como objetivo el desmantelamiento del programa nuclear iraní. Para Israel, el que Irán tenga la posibilidad de generar sus propias armas nucleares, es una amenaza directa a la supervivencia del estado israelí, quién a su vez y a manera de disuasión de la amenaza iraní, ha desarrollado su propia capacidad nuclear y que lo convierte en uno de los cuatro países, no reconocidos como uno de los Estados nuclearmente armados por el Tratado de no proliferación nuclear, junto a la India, Pakistán, Corea del Norte, pero con el aval de Estados Unidos.
El conflicto escaló con la respuesta de Irán al ataque de Israel, profundizando la inestabilidad regional, lo que a su vez provocó la intromisión sin precedentes de Estados Unidos, ya que el pasado 21 de junio bombardeo tres instalaciones nucleares en Irán: Fordow, Isfahán y Nanantz y a partir de allí se desencadenó una narrativa universal plagada de dudas, dimes y diretes, incertidumbre e intranquilidad.
La respuesta iraní a los ataques norteamericanos no se dejó esperar y el lunes 23 de junio, y con previo aviso, bombardearon la base naval norteamericana instalada en Catar.
Con las tensiones al máximo, la opinión pública y publicada internacional, no sabía que creer y no creer. Una guerra de doce días, que Irán dio por terminada la mañana del martes 24 de junio, después que, en la tarde anterior, Trump anunciara el cese al fuego, que entraría en vigor a las 7 de la mañana y que no fue ni obedecido ni respetado por los contrincantes, lo que causo la primera furia del presidente Trump.
Los bombardeos siguieron, ante la mirada incrédula del norteamericano, quién en la mañana del martes 24 y antes de irse de viaje a Europa, (a la cumbre de la OTAN en los Países Bajos), aplico el mayor insulto, con la fword de por medio, para señalar que ambos países no sabían lo que estaban haciendo.
El presidente Trump se vio obligado a tener una conversación con el líder israelí Netanyahu para convencerle de no realizar nuevos ataques. Por su lado, el presidente iraní Masoud Pezeshkian, declaró el fin de la guerra de 12 días al tiempo que se deceleraba que Irán no terminaría con su programa nuclear. Si el objetivo tanto de Israel como de Estados Unidos es terminar con dicho programa, podemos decir que a largo plazo, el conflicto continuar, ya que Irán no está por la labor de ceder en el tema nuclear, a menos eso sí, que hubiera un cambio de régimen que se antoja difícil y que el mismo Trump declaró que no es conveniente porque generaría un caos en el país.
Con la paciencia al límite, el liderazgo que el presidente Trump quiere ejercer no ha sido tan fácil. La estrategia de lograr la paz con la fuerza no ha logrado los efectos deseados, estabilizar la zona, la desnuclearización de Irán, el cese al fuego de Israel y un logró de paz para el presidente Trump (que busca obsesionadamente el premio nobel de la paz), se ha complicado.
La incertidumbre sigue presente, tanto, que cadenas norteamericanas adversas al gobierno, como CNN y el NYT, aseguraron que, derivado de información de inteligencia norteamericana, los ataques no destruyeron las instalaciones nucleares iranies. Lo que causo una segunda furia de Trump, quién criticó severamente a los medios de generar noticias falsas sobre la acción militar más importante en la historia de Estados Unidos y la que según él, por supuesto logro su objetivo de finalizar con dichas plantas.
La lección para el mandatario norteamericano que seguramente no verá nunca, es que los jefes de estado de los países no son empleados de una empresa a los que se les pueda cesar tan fácilmente. El juego político en el tablero internacional es mucho más complejo y a pesar de las "buenas intenciones" los actores internacionales siempre verán por su interés y eso, por supuesto, vuelve más complejo la solución de conflictos, como él que se da entre Irán e Israel.