Pues sí, querido lector: ayer 24 de junio, el mero día de San Juan, en esta noble y desvelada tierra hidrocálida, se aparecieron unos mapaches… pero no en la boleta electoral, sino en la biblioteca de la Universidad Autónoma de Aguascalientes. ¿Presagio zoológico? ¿Aparición mística? ¿Mensaje cifrado del 2027? Nadie lo sabe. Pero los simpáticos animalitos ahí andaban, husmeando entre libros, como si quisieran enterarse de lo que en este estado ya pocos leen: los movimientos del poder.
Pero mientras los cuadrúpedos buscaban letras, los bípedos profesionales del acarreo, el pacto y el “cóctel político” —esos mapaches que saben distinguir entre una urna y una urna de vino— se reunían en otro punto de la ciudad. Brindaban, comían y posaban para la foto. No eran cualquier fauna: eran los otrora tricolores, nostálgicos de los años dorados de la aplanadora priista, hoy reducidos a figurines coreográficos en los bailes de salón azules.
Y justo cuando uno pensaba que el PRI local estaba en vías de extinción, como los pandas mexicanos, ¡zas!, reaparecen ex priyistas vestidos de naranja mecánica, cual fichajes de último minuto en la política de reciclaje. Resulta que ahora ese partido satélite —con aroma a conveniencia más que a ideología— podría ser la carta oculta del grupo en el poder para maniobrar el 2027. ¿Cómo? Usándolo como instrumento de presión o de anzuelo, según convenga, para incidir en la designación del candidato o candidata de los azules a la gubernatura.
Nada descabellado si tomamos en cuenta que Movimiento Ciudadano sigue sin definir alianzas, pero aparece en las encuestas con hasta un 10?% de intención de voto nacional. Suficiente para volverlo atractivo como comodín electoral o taxi político de alta gama. Porque si algo sabe hacer el sistema político mexicano, es disfrazar intereses con colores nuevos.
Y ahí es donde entra en escena la embajadora zacatecana, hoy convertida en operadora estelar del gobierno estatal en la capital del país. No hay evento, desayuno, foro o presentación donde no esté presente, discreta pero efectiva. Dejó colgados de la brocha a los de su antiguo partido coreográfico, pero hoy su nombre suena fuerte como posible candidata a la presidencia municipal de Aguascalientes… o más. Todo depende de si el centro del país decide que esta vez sí hay que soltarle la correa al proyecto guinda en nuestra tierra.
Y ojo: si el PAN no cierra filas, si Morena no define pronto sus piezas, y si MC se sigue dejando usar como taxi electoral, el 2027 en Aguascalientes podría sorprender a más de uno con una candidatura híbrida, aliancista y de “lealtad negociada”. Porque en política, como bien decía el clásico, “los muertos andan de parranda”… y más cuando hay presupuesto en juego.
Y hablando de 2027, no lo pierda de vista: según el INE y datos del Heraldo de México, más de 45 millones de mexicanos votarán en esa jornada intermedia, en 17 gubernaturas, mil 98 alcaldías y 31 congresos locales. Es decir, será la antesala real del 2030. Y quien gane en 2027, llegará con media nómina nacional en el bolsillo.
Pero dejemos a los animales políticos locales rumiando su estrategia. Esta semana, mientras ellos negocian cafés y selfies, el Congreso federal —sí, ese que hace como que discute— se apresta a aprobar en fast track las 17 reformas prioritarias de Sheinbaum, entre ellas una nueva Ley de Planeación, cambios al CONACYT, justicia digital y reforma a órganos de seguridad nacional.
La pregunta no es si se discutirán —porque no lo harán—, sino qué se nos va a colar en el paquete. Con la mayoría guinda más disciplinada que un internado militar, las reformas pasarán como cuchillo en aguacate maduro.
Mientras tanto, en Aguascalientes seguimos con el tema del endeudamiento. ¿Cuál será el monto real? ¿3,300 millones? ¿Más? ¿A cambio de qué? ¿Por qué sin socialización pública ni debate abierto? Silencio. Opacidad. Y el Congreso estatal, fiel a su papel de escenografía, solo asiente y firma.
Porque aquí, como en los mejores zoológicos del poder, los mapaches nunca desaparecen. Solo se transforman.
Y mientras no respondan, seguiremos empujando la roca.
Por: Sísifo