Jueves 26 de Junio de 2025 | Aguascalientes.

El don del tiempo: espiritualidad en la era del exceso

Dr. Mauricio López | 24/06/2025 | 11:11

Hoy despierto más ligero.

He vuelto a sentir el peso de los días… pero no como una carga, sino como un llamado. Un llamado a detenerme, a mirar, a escuchar. Me encuentro en una etapa de tránsito: de lo vertiginoso hacia lo esencial, del exceso hacia el alma.

No es fácil habitar el tiempo cuando todo afuera nos exige velocidad, rendimiento y acumulación. Y, sin embargo, algo en mí una herida, una pausa, una grietame ha devuelto la sensibilidad a lo invisible. A esa espiritualidad sencilla y profunda que, como diría Maurizio Pallante, no necesita dogmas, sino tiempo y presencia.

Vivimos en una cultura que idolatra el hacer.

El “producir más” se ha convertido en el mandamiento secreto de nuestros días. Trabajamos sin descanso, nos endeudamos para tener más, competimos sin tregua. Y al final… estamos solos. Fragmentados. Exiliados de nosotros mismos.

Pallante lo llama “la absolutización de lo económico”, una especie de religión moderna que promete felicidad a cambio de agotamiento. Pero en su libro Spiritualità, dono del tempo, contemplazione, propone una vía distinta: recuperar el don del tiempo, ese tiempo gratuito, no productivo, que permite habitar la vida con alma. Y, sobre todo, con sentido.

¿Y si volver al espíritu fuera simplemente esto?

Detenernos. Respirar. Mirar una flor. Escuchar a quien amamos sin mirar el reloj. Sentir el paso del sol sobre la piel. Abrazar lo frágil. Caminar descalzos. Hay que reconocer que no somos máquinas, sino misterio.

Pallante nos recuerda que la espiritualidad no es un privilegio de monasterios, sino una forma cotidiana de estar en el mundo. Está en la manera en que tocamos a los otros. En cómo nos tratamos a nosotros mismos. En ese gesto sencillo de contemplar sin poseer, de acoger sin invadir.

Hoy, más que nunca, deseo caminar así.

Sin prisa. Con la mirada limpia. Con el corazón abierto a lo que duele y a lo que florece.

Esta nueva etapa no es una huida, sino una elección consciente: la de vivir desde lo esencial, de honrar el silencio, de construir un refugio interior que no dependa del éxito ni de la opinión ajena.

No tengo respuestas definitivas. Solo preguntas fértiles. Pero confío en que este regreso a lo simple es, en realidad, un regreso a mí mismo.

A ti que me lees, te invito.

Regálate unos minutos sin exigencias. Mira el cielo. Deja el celular a un lado. Pregúntate: ¿qué es lo verdaderamente importante para mí ahora?

Tal vez ahí, en ese espacio quieto, encuentres también el inicio de tu camino.

Porque el alma no se cura con recetas,

sino con tiempo, ternura y contemplación.