Un viernes más… que ojalá siga lluvioso, pero solo en lo hídrico. Porque en temas de inseguridad ya tenemos un diluvio. Ayer, otra vez, restos humanos regados por la 45 norte. Primero en un punto, luego en otro. Al parecer los criminales ya dominan hasta la logística. Mientras tanto, en Pabellón de Arteaga –ese municipio que ya parece miniserie de narcos– también hubo baleados. Todo en un solo día. Y eso sin contar la entrada de la “barredora” al Agropecuario. Que ojalá sea barredora de verdad y no solo cambio de escoba para que todo siga sucio, pero ordenado.
Y como en esta tragicomedia política todo se mezcla, ayer también tuvimos visita diplomática. El embajador de Panamá pisó tierras hidrocálidas. Lo presentó con bombo, platillo y cámara el senador Toño Martín del Campo, acompañado de la directora del Buró de Convenciones, Vero González. En la rueda de prensa, el embajador —muy diplomático, pero directo— soltó la receta para que Aguascalientes se vuelva atractiva a la inversión: Estado de Derecho, legalidad y transparencia.
Ahí nomás.
¿Habrá tomado nota el Ejecutivo estatal? ¿O seguirá la bonita costumbre de nombrar funcionarios “palomeados”, como en la reciente elección judicial local? Porque ahí, curiosamente, los perfiles presentados no tuvieron mayor problema en ser aprobados por el que mece la cuna en Palacio. Y luego nos preguntamos por qué el poder judicial no inspira confianza ni en los inversionistas ni en los ciudadanos.
Si queremos que Aguascalientes sea tierra fértil para la inversión, primero hay que garantizar que aquí no se extorsiona desde el poder. Que las licitaciones no se asignan por compadrazgo. Que los jueces no operan según el WhatsApp de los consejeros. Parece fácil, ¿no? Pero hay quienes prefieren seguir jugando a la simulación.
Y mientras en el Poder Judicial se acomodan las piezas, en el Congreso local se revuelve el caldo. Ayer, ocho diputad*s —sí, con asterisco, para que no nos acusen de violencia de género—, siete guindas y un tucán, anunciaron la creación de un grupo parlamentario único. Esto, por supuesto, reconfigura toda la estructura del Congreso, empezando por la JUCOPO. Y ahora sí, veremos si el consejero jurídico del estado, ese que muchos aseguran lleva la batuta en silencio, respeta el Estado de Derecho... o si sigue aplicando chicanas legales como si fuera deporte olímpico.
Porque atención: el centro político ya puso la mira en Aguascalientes. A los operadores locales de la 4T ya les llegó el “telegrama político”: o se alinean, o los alinean. Y si siguen con la cantaleta de que “yo soy fundador y me toca por derecho divino”, lo único que van a conseguir es que los bajen del tren con todo y sombrero.
Porque la que manda en el segundo piso —sí, esa mujer de carácter de acero— no tolera las chabacanerías de pasillo. Ella exige resultados. Y en Aguascalientes, muchos de sus operadores parecen más preocupados por el catering de los desayunos políticos que por construir estructuras sólidas.
Ojalá este reacomodo sirva para algo más que repartir canonjías. Que el Congreso deje de ser ese órgano modorro, opaco y carísimo (más de 250 millones al año, y eso para dormirse en tribuna). Que por fin sepamos qué hacen, cuándo lo hacen y para qué les pagamos.
Y ya para cerrar, les dejo el chisme político para la siguiente semana: Jorge Meade vino a Aguascalientes a recordarle a los azules que los rojos todavía respiran. Les dijo, sin rodeos: “O nos valoran, o se despiden de su dama de compañía política”. Pero no creemos que les preocupe demasiado. Los azules ya tienen lista a su nueva musa: la dama naranja, que está más que preparada para ocupar ese “honorable” lugar.
Hasta aquí subió la roca.
Por. Sísifo, resignado pero con pluma afilada