La situación es grave. Ayer trascendió mediáticamente que diversos dueños y encargados de bares en la ciudad están siendo víctimas de extorsión bajo el esquema conocido como “cobro de piso”. La situación se agrava con las denuncias de comerciantes del Centro Agropecuario de Aguascalientes, quienes aseguran haber sido amenazados por presuntos integrantes de grupos delictivos.
Esta realidad debe encender las alarmas de toda la sociedad. Afortunadamente, durante varios años, Aguascalientes parecía estar al margen de estas prácticas criminales, propias de regiones más afectadas por el crimen organizado. Sin embargo, hoy se presentan nuevamente, impactando no solo a giros rojos, sino a comerciantes que manejan grandes volúmenes de efectivo.
Tal como ocurrió recientemente con el caso del maestro acusado de abuso, sólo después de que las víctimas hicieron público el problema, las autoridades afirmaron que ya estaban enteradas. ¿Qué es más preocupante? ¿Qué supieran y no actuaran? La estrategia de “blindaje” que se ha promovido ampliamente por el actual gobierno estatal debería haber prevenido situaciones de este tipo. Si dicha estrategia presenta fallas, es indispensable que se redoblen esfuerzos y se ajusten los mecanismos de prevención, procuración de justicia y vigilancia. La ciudadanía está dispuesta a respaldar decisiones firmes y valientes, pero exige resultados concretos.
Actualmente, el responsable mas visible de la estrategia de seguridad en el estado —quien despacha desde las oficinas de Héroe de Nacozari— tiene todo el respaldo legal y político para actuar. No hay pretextos para que estas amenazas no se detengan de inmediato, ni para que vuelvan a repetirse. No se trata de buscar culpables, sino de detener este brote cancerígeno que pone en riesgo la vida económica, social y política de Aguascalientes.
En el mismo sentido, se hace un llamado a empresarios, servidores públicos, políticos y ciudadanía en general: alejémonos de personajes y capitales de dudosa procedencia. Según datos de Transparencia Mexicana (2023) y el INEGI, en el 65% de los casos de corrupción relacionados con el erario, está involucrada alguna forma de colusión con actores del sector privado. La impunidad y el silencio sólo alimentan el problema.
Como dice el refrán: si no queremos amanecer orinados, no nos acostemos con quien nos puede salpicar. En estos temas, como en las matemáticas: si no está bien, está mal. Cerremos filas por nuestro bien y el de nuestro querido Aguascalientes.
Por otro lado, en el terreno político, la disputa interna entre las tribus del PAN por la candidatura a la alcaldía de Aguascalientes ha llegado a niveles de desaseo que ya incomodan a empresarios reales y ciudadanos ajenos al padrón azul o a las nóminas oficiales. Parece que algunos suponen que la herencia del poder político, que la genuflexión de los rojos le otorgo, incluye también las escrituras de “la ciudad de tu vida”.
Por ello, en varias mesas se comienza a hablar de la necesidad de construir una o dos candidaturas ciudadanas, respaldadas por verdaderos empresarios. No aquellos que florecen sexenalmente, sino los que trascienden gobiernos y creen en la palabra dada. Estos empresarios creen aún en el compromiso de la gobernadora y en lo que se plantea en las mesas de seguridad: un Aguascalientes seguro y libre de estas plagas.
Ojalá despierten de su modorra, pierdan el temor y ayuden a recuperar el Aguascalientes que conocíamos, donde sabíamos quién era quién, sin temer represalias por opinar o participar. Porque hoy, más que nunca, es necesario recordar que una democracia sin ciudadanos valientes, es solo una fachada.
Hasta aquí subió la roca.