Pues nada, mis queridos lectores, que ayer se soltó la lluvia sabrosa sobre nuestra noble capital, y con ella llegó el ya tradicional caos vial, cortes de energía, árboles que se caen como si fueran de utilería, y uno que otro coche atrapado en su zanja favorita. A decir verdad, Protección Civil municipal se puso las pilas y atendió 34 incidentes: desde alcantarillas sin tapa, espectaculares voladores, coches flotantes, árboles suicidas y hasta una casa con riesgo estructural. Todo en una tarde. Un jueves muy movido, digamos.
El resumen ejecutivo del diluvio incluye: 14 reportes de desazolve (sí, sigue sin haber suficientes colectores pluviales), 6 encharcamientos monumentales en avenidas principales, 4 árboles caídos —como si fueran parte del elenco de una obra dramática—, 2 postes en el suelo, 2 cables en corto, 1 espectacular caído, 1 casa en riesgo y varios vehículos con vocación anfibia.
¿Y qué dice la autoridad? Pues que están “atentos”. Mientras tanto, la ciudad sigue drenándose con cubetas y resignación.
Del campo a la grilla: el agricultor de cuadros políticos
Pero mientras llueve allá afuera, adentro del invernadero político el exgobernador —ahora agricultor de precisión— sigue sembrando “cuadros” como si fueran lechugas. Hace poco, sembró retoños en el proyecto guinda de la Maestra, pero ahora lo vemos abonando al campo azul, concretamente al equipo del “último fantástico”, que, tras el episodio de Simba, se recompone y sigue firme en que su cachorro sea el delfín en 2027.
Uno de sus cuadros ya cobra en Turismo municipal (hay que comer), por lo que presume tener un pie en dos proyectos al mismo tiempo. Sólo le falta un reencuentro con su exsocio de aquellos años de gloria compartida para colocar fichas en los tres frentes con posibilidades reales: uno guinda y los dos azules.
Pero ojo, porque aunque al AAA le han llovido obuses mediáticos en semanas recientes, sigue en pie como un Weeble —esos muñecos que se tambalean pero no se caen—. No lo den por muerto. El exgober agricultor, por si las moscas, ya debería enviarle también un injerto político… Y como en política nadie muere del todo, no vaya a ser el “chamuco” y les dé el susto de sus vidas.
Comida, libertad de expresión y cartulinas improvisadas
Y ya que estamos en terrenos de lo insólito, ayer el senador de la gente organizó de último minuto una comida para los medios, con motivo del Día de la Libertad de Expresión. La invitación decía “comida”, a secas, pero al llegar, ¡sorpresa!, sacaron una cartulina y pidieron firmar un “compromiso” por la libertad de prensa. Así, sin previo aviso ni protocolo, como si fuera kermés escolar.
Como dice el dicho: "a comida regalada, periodista no le hace el feo", y por eso asistieron casi todos los medios relevantes de las Aguascachondas. Que también, porque si algo hay que reconocerle al “senador de la gente”, es su sencillez y simpleza sin falsas poses. El evento, aunque breve y con logística de fiesta infantil, sirvió para reencontrarse, saludarse y comentar, por ejemplo, que hace años ya no existe el Premio Estatal de Periodismo. Se habló de dignificar la profesión, que no todo es dinero —aunque nunca estorba—, y que el trato cuenta.
Que no se olvide: la prensa crítica no es enemiga del poder. Es sólo su espejo más feo... pero también el más necesario.
Postdata con abrazo
Excelente fin de semana a todos. Y si tienen la dicha de ser padres, que los celebren como se debe. Y si tienen padre, cuídenlo y abrácenlo mientras esté. No todo en esta vida es campaña.
Hasta aquí subió la roca.