Domingo 17 de Agosto de 2025 | Aguascalientes.

Entre muros, algoritmos y esperanza

Ricardo Heredia Duarte | 10/06/2025 | 11:24

Cuando Donald Trump volvió a jurar como presidente de Estados Unidos en enero de 2025, algo en el aire se tensó de nuevo. Para muchos mexicanos, particularmente quienes ya habíamos vivido su primer mandato, fue como escuchar la repetición de una vieja canción con nuevas notas de amenaza. Pero esta vez, la melodía llega en un contexto distinto, somos un país más interconectado, más joven digitalmente, pero también más frágil económica y emocionalmente.
 
Desde entonces, las noticias han sido una ráfaga constante de incertidumbres, aranceles sobre productos mexicanos, amenaza de impuestos a las remesas, mayor vigilancia fronteriza y un endurecimiento del discurso antimigrante. Las remesas, que el año pasado rompieron récords históricos y alimentan millones de mesas mexicanas, ahora están bajo amenaza fiscal. Un impuesto a estas significa, literalmente, menos comida, menos medicinas, menos futuro.
 
Y en medio de todo esto, están nuestros estudiantes. La Generación Z. Esos jóvenes que, como bien define el libro Generación Z, no conocen el mundo sin internet, sin pantallas, sin hiperconexión. Pero que, paradójicamente, están también más solos, más confundidos y, quizás, más necesitados de sentido.
 
No es raro ver a un joven de 17 años con más información política que un adulto, pero con menos esperanza. Porque no es lo mismo estar informado que estar formado. Ahí está nuestro verdadero desafío como docentes, como ciudadanos, como adultos responsables.
 
El gobierno de Trump nos vuelve a confrontar con lo que nunca resolvimos del todo, nuestra dependencia económica, nuestra vulnerabilidad diplomática, nuestra falta de una narrativa nacional cohesionada. Pero también nos ofrece, aunque parezca contradictorio, una oportunidad. Una oportunidad para convertir la crisis en aula, el muro en espejo, el discurso xenófobo en identidad propia.
 
En estos días de furia, mientras los noticieros alertan sobre la entrada en vigor de nuevos aranceles al acero, al tomate, al aguacate y a otros productos símbolos de nuestra economía exportadora, en muchas aulas del país se dan discusiones más profundas de lo que podríamos imaginar. No solo se habla de economía, sino de dignidad. No solo de fronteras, sino de lo que significa ser mexicano en un mundo cada vez más cerrado.
 
¿Por qué no convertir cada noticia en una lección crítica? ¿Por qué no enseñamos a nuestros jóvenes que lo que ocurre en Washington no está tan lejos de su comunidad, de su empleo futuro, de su hogar? ¿Y si dejamos de ver a esta generación como “distraída y de cristal” y la empezamos a ver como capaz de reimaginar lo que significa resistir con inteligencia y con voz propia?
 
Mr. Trump is back. Y sí, su política exterior es agresiva, como ya lo ha demostrado con sus nuevas medidas proteccionistas y sus tuits llenos de amenazas. Pero México no es el mismo que en 2016. Ahora hay más mexicanos que hablan inglés, que comprenden la política estadounidense, que votan desde allá, que organizan redes de apoyo desde lo digital. Hay más docentes enseñando desde la empatía, más jóvenes creando contenido en TikTok y YouTube explicando el T-MEC que en muchos noticieros formales.
 
La Generación Z no está perdida. Está buscando dirección. Y si nosotros padres, maestros, ciudadanos no se la ofrecemos, otros lo harán, los algoritmos, los influencers sin rumbo o los discursos de odio con disfraz de verdad.
 
No basta con indignarnos y repostear cosas absurdas llenas de fake news. Tampoco con victimizar a nuestros jóvenes. Necesitamos enseñarles a leer los tratados comerciales, a entender las consecuencias de la cotización del dólar, a analizar por qué las remesas no son un regalo, sino un símbolo de resiliencia. Pero, sobre todo, debemos enseñarles que México puede y debe pensarse más allá de la relación con Estados Unidos.
 
¿Dónde quedó nuestra capacidad de innovación local? ¿Nuestra imaginación política? ¿Nuestros sueños colectivos?
 
¿Cómo convertir el miedo, la incertidumbre y la polarización en materia prima de aprendizaje?
 
Trump volverá a tuitear. Seguirá cerrando puertas, poniendo tarifas, vendiendo miedo como si fuera seguridad. Pero mientras tanto, en alguna secundaria de Tlaxcala, en una prepa de Guanajuato o en una universidad pública de Aguascalientes, un joven de la Generación Z abrirá su celular y, en lugar de reírse con un video, buscará cómo exportar sin intermediarios, cómo defender derechos laborales o cómo hacer periodismo desde Instagram. Ayudemos a estos jóvenes a encontrar y crear un mejor futuro.
 
Ese joven será más que un “nativo digital”. Será, con suerte, un ciudadano con causa. Y quizás, solo quizás, un maestro, maestra o padre de familia como tú habrá encendido esa chispa de ser mejores ciudadanos que sus antecesores. Animo…!!!
 
"La educación no cambia el mundo: cambia a las personas que van a cambiar el mundo."
 
Paulo Freire