Se trata de una entrevista estructurada entre el profesional sanitario y el paciente, cuyo objetivo es recabar información relevante para orientar el diagnóstico y las decisiones clínicas.
Esta toma de contacto incluye distintos bloques informativos:
Datos personales: edad, sexo, estado civil, entre otros.
Motivo de consulta: síntomas actuales, preocupaciones o dudas del paciente.
Antecedentes personales: enfermedades previas, intervenciones quirúrgicas, tratamientos y medicación habitual.
Antecedentes familiares: patologías hereditarias o de base genética.
Factores psicosociales: hábitos de vida, consumo de sustancias, entorno laboral o social.
El éxito de esta fase depende en gran medida de generar un ambiente de confianza. Una comunicación clara y empática permite obtener datos precisos y útiles, según la Clínica Mayo.
En situaciones de urgencia
Cuando el tiempo es limitado, como ocurre en contextos de urgencia, la anamnesis se centra en los síntomas actuales. Según la Clínica Mayo, el personal médico prioriza la recogida de datos esenciales y permanece alerta ante posibles elementos no explorados que requieran atención posterior.
Para que la anamnesis sea útil, debe ser clara, objetiva y bien organizada. Esto permite evitar duplicidades, confusiones o la omisión de información relevante. El profesional debe saber discriminar qué datos son significativos para el caso actual y cuáles pueden descartarse temporalmente.
¿Cuándo está indicada y cómo se lleva a cabo?
La anamnesis es parte fundamental de cualquier consulta médica, ya sea en atención primaria o en especialidades clínicas. Según la Clínica Mayo, se realiza tanto en el primer encuentro con el paciente como ante la aparición de nuevos síntomas.
La anamnesis se construye mediante una conversación guiada por el profesional, que realiza preguntas para obtener los datos clínicos necesarios. La escucha activa es clave: permite identificar aspectos importantes incluso cuando el paciente no los considera relevantes.