Pues dice el dicho que palo dado ni Dios lo quita, y citando nuevamente al prócer expresidente que hoy vive en España: haiga sido como haiga sido, ya quedó la nueva conformación de la Suprema Corte de Justicia de nuestro país. Totalmente guinda, o quizá con unos tonos morado oscuro —ese color peculiar que sale de mezclar el guinda de Morena con el azul del PAN.
Porque conforme avanza el proceso, salen más evidencias del acuerdo entre las huestes de la 4T y los “vive libres” panuchos de este Lunar Azul. Y quizá, bajo un pragmatismo político de ocasión, se entienda que las autoridades locales busquen quedar bien con los nuevos juzgadores federales… digo, por si se ofrece, que el 2027 está a la vuelta de la esquina.
Pero desde la congruencia, para todos esos chairos y fifís que se rasgan las vestiduras y se declaran puros ideológicamente —y más aquí, donde muchos porristas, incluidos comunicadores de ocasión, vomitan todo lo que venga de la 4T— ¿Qué dirán ahora que saben que todo se arregla en lo oscurito? Mientras ellos y ellas se pelean en redes, en el gimnasio, en las mesas familiares, por defender o atacar a los que piensan distinto, los acuerdos se firman entre brindis, cafés y llamadas discretas.
Quizá se entiende —porque el hambre es canija— y si no votaban como les pedían y mandaban la evidencia, les podrían hacer válida la amenaza de correrlos de sus chambas o no darles el cargo que les prometieron en la elección pasada o en la que vendrá. Triste teatro donde los que se dicen oposición jugaron de tramoyistas, facilitando esta carísima puesta en escena electoral. Todo para legitimar el dedazo que, desde Palacio (no se sabe si el de Palenque o el pegado al Zócalo), dictaron con acordeones de papel reciclado.
Lo rescatable —si acaso— es que se pusieron de acuerdo. No se sabe si por temor o conveniencia, pero los azules puros, santos y congruentes de este Lunar Azul, junto con los guindas que están a favor de nada y en contra de todo, se sentaron y, como buenos compas de salón, se copiaron para el examen, generando el mismo acordeón para esta farsa. En fin, cosas veredes.
Solo esperamos que para la siguiente ocasión, cuando opinen o critiquen a la 4T, recuerden que aquí fueron artífices de la validación y legitimación de este asalto al Poder Judicial.
Por otro lado —y no menos grave—, trascendió ayer un feo y preocupante caso de acoso sexual por parte de un profesor del CBTis 168. Las alumnas y alumnos del plantel se manifestaron, denunciando que el docente les enviaba mensajes, stickers y fotografías de índole sexual sin su consentimiento. Algunas estudiantes relataron además que el maestro las tocaba, las invitaba a salir, y que incluso las amenazaba con reprobarlas si no accedían a sus insinuaciones. Y lo peor: había denuncias previas ante la dirección del plantel, que —como suele pasar— no hizo absolutamente nada.
Que sí, este plantel pertenece al subsistema federal de educación media superior, pero resulta inexplicable que el director y sus superiores jerárquicos no se hayan percatado de la situación —o hayan hecho como que no veían— hasta que los alumnos, suponemos al sentir que nadie los atendía, decidieron manifestarse y provocar el indispensable foco mediático.
¿Dónde está el delegado de la SEP? Si alguien lo ve, pregúntele qué hace. ¿Y el representante de la DGTI? Porque se entiende que esos cargos son nombramientos políticos, de compromiso y cuota, pero eso no significa que puedan sustraerse de las graves responsabilidades que ello implica. Este caso en el CBTis 168 lo evidencia de manera vergonzosa.
Apenas con la presión pública y las redes incendiadas, el Instituto de Educación de Aguascalientes (IEA) separó al maestro de sus funciones para permitir que se desarrollen las investigaciones. La Fiscalía General del Estado ya recibió una denuncia formal y anunció que investigará no solo al docente, sino también las posibles omisiones del personal directivo y administrativo del plantel. Dicen que analizarán conversaciones, fotografías y mensajes como evidencia, para determinar otras responsabilidades.
Ojalá todos esos funcionarios públicos —esos que llegaron por compromisos políticos y bendiciones de padrinos y madrinas— entiendan de una buena vez que justamente la forma en que arribaron los obliga doblemente a cumplir cabalmente con la tarea por la que cobran puntual quincena a quincena. No pueden seguir jugando a la política mientras en las aulas y los juzgados la impunidad y la complacencia hacen estragos.
Hasta aquí subió la roca