Lunes 18 de Agosto de 2025 | Aguascalientes.

Gobierno de EUA vs Harvard I: en defensa, parcial, de Trump

José Miguel Torres | 03/06/2025 | 11:31

En Cosmos, una serie televisiva de divulgación científica de los 1970s, el astrónomo Carl Sagan describió la destrucción de la biblioteca de Alejandría, un Google o un GPT de la antigüedad, como una lobotomía que nos autoinfligimos la humanidad. Si todavía estuviera con nosotros, Sagan seguro estaría viendo en reclamos públicos recientes de los profesores Gerardo Herrera, de nuestro Instituto Politécnico Nacional (el “Poli”), y Steven Pinker, de la Universidad de Harvard de EUA, contra sus respectivos gobiernos una repetición en pleno siglo XXI de la tragedia de egipcia. ¿Qué tienen en común las denuncias de Herrera y Pinker?, ¿Por qué está pasando?, ¿Debería haber preocupación allende las universidades?

Sólo para paladear (¡Este espacio no da para más!), empecemos con un par de historias a ambos lados del río Bravo. Al sur ya llevamos varios años de significativos recortes presupuestales gubernamentales para la investigación y la docencia, y recientemente Gerardo Herrera, físico del Poli, anunció en redes sociales que por primera vez la admisión a su posgrado no incluirá beca. Al norte del Bravo, también recientemente, Steven Pinker, psicólogo de Harvard, publicó un ensayo en The New York Times titulado “Harvard Derangement Syndrome” sobre el actual conflicto entre su empleador y Donald Trump, que incluyela cancelación de cualquier transferencia de dinero gubernamental a la escuela y la prohibición de tener estudiantes extranjeros. (La situación en el segundo caso es fluida: tanto Trump como la autodefensa de Harvard están muy dinámicos).

¿Por qué con tantos beneficios que han traído las universidades a la humanidad desde su invención en la Europa del siglo XIII siguen teniendo enfrentamientos radicales con gobiernos, de los cuales los cuales nuestros dos casos sólo son botones de muestra?, ¿Por quéde nuevo en nuestros tiempos? Yo comparto la filosofía del historiador Javier Garciadiego, de El Colegio Nacional, de que la Historia es como un teatro siempre puntual: los horarios de sus funciones están perfectamente definidos, y los preparativos nunca se ultiman ni antes ni después. Pero la labor del historiador es difícil: por limitaciones de datos y de la cognición humana, nunca puede oír el aviso “tercera llamada, comenzamos”: con suerte, sólo percibe las alertas “primera llamada” y “segunda llamada”. Podría derramar ríos de tinta argumentando por qué creo que es un error incluir sólo a Trump y a Harvard en la sección de créditos de su tragedia, pero de nuevo me limitaré a un par de botones de muestra: las computadoras y los estudiantes mismos.

En su novela The Tale of the Big Computer, en los 1960s el físico Olof Johannesson, quien llevó las primeras computadoras a su Suecia, manifestó su visión del futuro de la sociedad con estas máquinas entonces nuevas. Vislumbró una “democratización de la educación”: una máquina capaz no sólo de tener todo el conocimiento del mundo, sino también de volverlo fácilmente accesible para todos. En la novela, la primera víctima de esta revolución fueron las escuelas, que, vueltas obsoletas, terminaron cerrando. Hoy que tenemos Google y GPT, y que la cuestión de la relevancia de las universidades es causa de no pocas noches de insomnio entre académicos como yo, es difícil no empezar a ver a Johannesson como un gran profeta de nuestra era de la información. De hecho, si tuviera que adivinar, diría que JD Vance, el Vicepresidente de EUA, ha leído aJohannesson: en un discurso público de 2021, titulado “The Universities are the Enemy” (disponible en YouTube, por cierto), criticó el monopolio de las universidades como árbitros de lo verdadero y lo correcto. (Por supuesto, no estoy siendo un apologista de Trump en su actual conflicto con Harvard: sólo quiero mostrar, parafraseando al semanario TheEconomist, que el Presidente de EUA no es el único problema de la universidad).

Por otro lado, el mismo Pinker lamenta las siguientes dos tendencias actuales en las relaciones universidades-estudiantes: una negación de los segundos de las complejidades morales e históricas de nuestro mundo, yuna preocupación excesiva de las universidades por satisfacerlos. Por ejemplo, en 2021 una bióloga de Harvard, demonizada y condenada por explicar que hay definiciones biológicas de masculino y femenino, terminó huyendo de la escuela. Abandonando su responsabilidad de formar ciudadanos maduros, las universidades también están descuidado su misión de descubrir y transmitir conocimiento. 

¿Por qué debería importarnos todo lo anterior? ¡Por respeto a nuestros ancestros y por amor a nuestros hijos! Dañar nuestras instituciones de educación superior, un logro de siete siglos, sería un crimen contra las generaciones del futuro. Hoy los daños están viniendo tanto de fuera como de adentro, y si el gobierno no logra que las universidades se miren en un espejo, ¿Quién podrá?

PD: para equilibrar: próxima entrega: Gobierno de EUA vs Harvard II: en defensa, parcial, de Harvard.